El otrora químico de la DINA fue asesinado en Uruguay.
Ejército lo sacó de Chile para evitar que declarara en tribunales.
La relación de los hechos apunta directamente a Pinochet.
El crimen del ex químico de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) Eugenio Berríos Sagredo, responsable del proyecto "Andrea" y artífice de la producción de gas sarín usado contra opositores a la dictadura de Pinochet, fue uno de los episodios más estremecedores de la delicada transición chilena.
Berríos, de profesión bioquímico, fue citado a declarar por el crimen del diplomático Orlando Letelier, pero fue ocultado por orden del general del Ejército Hernán Ramírez Rurange y luego sacado del país hacia Argentina, para posteriormente ser llevado a Uruguay.
Berríos, a quien se le asignó vigilancia militar por parte del Ejército de Chile, pronto manifestó su deseo de regresar a Chile y declarar, situación que sus custodios informaron a Santiago, desde donde se ordenó mantenerlo en dependencias militares uruguayas.
El 15 de noviembre de 1992, Berríos logró escapar de sus captores en el sector de Parque del Plata y acudió a una comisaría gritando estar "secuestrado por militares chilenos y uruguayos, que lo van a matar por orden de Pinochet".
El escape, sin embargo, ya había sido denunciado por el militar a cargo de su custodia.
Así, militares uruguayos, acusando que Berríos tenía sus facultades mentales perturbadas, lograron trasladarlo a un policlínico, donde el químico confesó su verdadero nombre y situación al médico, pidiéndole ayuda para para contactar a la Embajada de Chile en Montevideo.
Tras el informe del doctor, Berríos fue entregado nuevamente a sus custodios, y quedó a cargo de los militares chilenos Jaime Torres Gacitúa y Arturo Silva Valdés, en un episodio que fue eliminado de los registros de la comisaría uruguaya.
Esa es la última vez que se vio con vida al químico, pues su cuerpo apareció semienterrado tres años después -el 13 de abril de 1995-, entre el arroyo Pando y el Río de la Plata, con rastros de disparos en su cráneo y signos de violencia en su cuerpo.
De acuerdo a la relación de hechos de la investigación, el crimen fue ordenado por el mismo dictador Augusto Pinochet Ugarte.
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