Guardia Costera de Japón protegerá a los balleneros en su "caza científica"
La medida busca evitar la acción de grupos ambientalistas como Sea Shepherd.
En 2010 los balleneros japoneses capturaron 507 cetáceos en la Antártica.
La medida busca evitar la acción de grupos ambientalistas como Sea Shepherd.
En 2010 los balleneros japoneses capturaron 507 cetáceos en la Antártica.
La Guardia Costera de Japón anunció que protegerá a los barcos balleneros durante la temporada de "caza científica" en el Antártico, que tiene lugar todos los años en invierno y primavera, ante el acoso de las asociaciones ecologistas a los buques nipones.
"Hemos decidido reforzar la seguridad como nunca antes se había hecho", aseguró un funcionario de la Guardia Costera citado por la agencia local Kyodo, aunque se abstuvo de especificar cuántos patrulleros se destinarán a la protección de los balleneros.
La decisión se produce después de que en febrero de 2011 Japón tuviera que acortar su temporada anual de caza de ballenas en la Antártida, que normalmente finaliza en marzo, por las prácticas agresivas del grupo ecologista Sea Shepherd.
Para impedir las capturas, esta organización llevó a cabo prácticas de sabotaje que incluyeron abordajes, lanzamiento de ácidos corrosivos o encadenamientos de sus activistas al ballenero.
Japón abandonó la caza de ballenas en 1986 por la moratoria internacional, pero la retomó en 1987 tras alegar motivos científicos y comenzó a efectuar sus expediciones a la Antártida en nombre del Instituto de Investigación de Cetáceos.
No obstante, la caza de ballenas le ha reportado críticas en todo el mundo e incluso una denuncia de Australia ante la Corte Penal Internacional de La Haya, al considerar que el motivo de la pesca es exclusivamente comercial.
En 2010 los balleneros japoneses capturaron 507 cetáceos, solo el 60 por ciento de su objetivo, ya que además de adelantar el fin de temporada también tuvieron que suspender sus operaciones durante 31 días por el sabotaje de los ecologistas.
Japón, Islandia y Noruega son los únicos países que continúan con la pesca de cetáceos, una práctica que Tokio defiende como una tradición cultural milenaria.