La ruptura de Iván Zamorano y María Eugenia Larraín es definitiva
El ex capitán de la selección chilena de fútbol y la modelo cancelaron su matrimonio, según ratificó la producción del enlace, que afirmó que el desencuentro es insalvable.
El ex capitán de la selección chilena de fútbol y la modelo cancelaron su matrimonio, según ratificó la producción del enlace, que afirmó que el desencuentro es insalvable.
Sin profundizar en razones concretas, Iván Zamorano y María Eugenia Larraín informaron, a través de un comunicado oficial, que su matrimonio fue cancelado indefinidamente.
Escasos minutos después de la hora fijada para el matrimonio civil (12:00 horas), el productor del evento, Jorge Mackenna, informó a Radio Cooperativa que la ceremonia no pudo realizarse por un "problema con el juez de paz" encargado del oficio. Sin embargo, el texto entregado posteriormente a los medios de comunicación, aunque no precisó las razones, dejó muy en claro que el acto civil y religioso no se realizará.
Tras darse a conocer la nota, Mackenna cambió sus dichos y precisó que efectivamente la ruptura es insalvable.
El productor relató que hace unos días se venía gestando la separación, por problemas que la pareja no detalló en el comunicado, donde expresaron que "éste será para nosotros un dolor profundo que durará mucho tiempo, pero optamos por ser consecuentes con nuestros principios y valores. Recen por nosotros".
"Somos personas públicas, pero también somos seres humanos. De manera que les rogamos que entiendan, en estos duros momentos, nuestra decisión de no hacer públicas las razones que nos han obligado a dar este paso", continuó el documento enviado por Mey Chile, productora de Mackenna.
Las razones extra oficiales
Según fuentes cercanas a la familia, el impasse se produjo debido a que "Kenita" Larraín pidió a Zamorano administrar, en su calidad de egresada de la carrera de Ingeniería Comercial, parte de sus negocios.
La petición fue denegada después de varias discusiones con Erika (la hermana del ex goleador) y su entorno familiar, cuestión que causó la profunda y definitiva molestia de la modelo.
La determinación de Zamorano -de ser efectiva esta versión- se entiende porque su mano derecha en los negocios es Wilson Flores, el marido de su única hermana. En él, Zamorano tiene depositada su más absoluta confianza, y es quien toma decisiones en la Ciudad Deportiva que construyó en La Reina y donde invirtió 4,5 millones de dólares (más de 2.600 millones de pesos).
Además, Flores tiene a su cargo la administración de Inversiones Del Inca, que Zamorano constituyó en 2001 para agrupar todas sus actividades. Es esta sociedad la cabeza del holding que hoy agrupa, además, a la Ciudad Deportiva, la empresa de representación de jugadores PassBall (que delega en su amigo y socio Hugo Rubio), el centro de capacitación computacional IT Training, y la Fundación Iván Zamorano (dirigida por Erika).
Este es el relato extra oficial que ha cobrado más fuerza, pero hay mucha especulación en torno a las razones de la ruptura y, por supuesto, más de una versión para entender la drástica decisión de Iván Zamorano y María Eugenia Larraín.