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Con una ampliación de su espacio y entrega de libros, BiblioVega celebra sus 10 años

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Autor: Cooperativa.cl

El Ministro de Cultura, Ernesto Ottone, valoró el aporte de emprendimientos culturales de carácter popular.

Enclavada en el corazón de la Vega Central y con una década de historia, la iniciativa es un referente de la autogestión bibliotecaria.

Con una ampliación de su espacio y entrega de libros, BiblioVega celebra sus 10 años

El Ministro de Cultura junto a Yorka Vega, encargada del espacio, en el corte de cine que representa la "reinauguración" del espacio.

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Con una ampliación del espacio y mobiliario nuevo, que la convertirá en una especie de "café literario", pero siempre al estilo de La Vega, la BiblioVega, comenzó a celebrar sus 10 años de existencia.

Desde 2005, que mediante un Fondo del Consejo de la Cultura se abrió un pequeño módulo en la popular Vega Central y que se ha ido transformando, pese a sus carencias, en un ejemplo de autogestión e iniciativa popular.

Esta mañana, el espacio celebró por partida doble. Por un lado se presentó en sociedad la ampliación de la infraestructura. El pequeño kiosco que durante una década ha servido de punto de intercambio de libros, ahora se extiendió para convertirse en un lugar para la lectura, al lado de la fuente de soda Rucaray.

La nueva instalación se basó en materiales de reciclaje y se gestó por la iniciativa de la estudiante de arquitectura de la Universidad Finis Terrae, Victoria Mohr, quien realizó allí su proyecto de título.

Además, se hizo presente en la celebración el Ministro de Cultura, Ernesto Ottone, quien hizo entrega de una colección de libros con 20 ejemplares de cada título, ideales para los Clubes de Lectura, que ya se desarrollan en el espacio.

En sintonía con el Plan Nacional de Lectura

"Esta reinauguración se da en el contexto del Plan Nacional de la Lectura, que busca garantizar la lectura como un derecho social, lo que se logra justamente con proyectos como éste, que buscan formar personas críticas, creativas y participativas, que serán las encargadas de acortar las brechas sociales y culturales y así avanzar hacia un Chile más justo e inclusivo", afirmó el Ministro Ottone.

Hoy el espacio se ha convertido en un proyecto sustentable gracias a la gestión de la encargada y coordinadora Yorka Vega y su equipo y a las entregas de libros de parte de locatarios, voluntarios y entregas de organismos públicos, como el CNCA, y privados.

"En el espacio en que nos encontramos hasta ahora no podemos funcionar como una biblioteca tradicional, sino que tenemos que adaptarnos al medio en que estamos", asegura Yorka Vega, quien cuenta con el apoyo permanente de voluntarias que mantienen la frescura de las letras entre los usuarios: Paula Albié Romero, bibliotecaria documentalista; Verónica Henríquez Correo, estudiante de diseño gráfico y, Bárbara León Hernández, estudiante de traducción inglés-español.

Una década

"Nosotros hacemos clubes de lectura y queríamos trabajar con la gente de acá. Para nosotros era importante que los locatarios, los comerciantes ambulantes, la señora que vende los postres, la señora de las empanadas estuvieran cómodos. Ellos son nuestro público prioritario, porque ellos van a tener un libre acceso a cultura. Nosotros queríamos funcionar como una biblioteca tradicional, pero no se puede, porque no estamos en un lugar convencional. Somos nosotros los que nos tenemos que acercar a los locatarios", le explicó a Cooperativa, Yorka Vega.

La encargada del proyecto cuenta que este proceso de intentar acercar a los locatarios a la lectura ha dado muy buenos resultados con un proyecto que vienen desarrollando hace un año y consiste en la técnica de la susurración.

"El último sábado de cada mes mediante la técnica de susurración se cuentan cuentos mediante un cono, son 30 segundos a un minuto. Eso nos permite no perjudicar las actividades normales de las personas. Con esto, ellos pueden seguir contando las papas, los huevos...no le quitas tiempo. El click se provoca con la sonrisa de la gente. Ahí le entregamos cuentos, adivinanzas e historias picarescas, que es una forma de acercalos a la cultura, es un gancho para que después se interesen en la lectura", explica.

Pese a mostrarse contenta con la ampliación física del espacio y la entrega de libros, Yorka asegura que las carencias aún impiden desarrollar el proyecto con la fuerza que a ella le gustaría.

"Necesitamos Internet, un computador para poder trabajar y ojalá, en lo posible, que se mejoraran las condiciones laborales, porque yo solo puedo abrir de 11:30 a 15 horas. Me gustaría abrir hasta más tarde, que hubiera otra persona en otro horario. Domingo y lunes, por ejemplo, no abrimos. Nos gustaría que nos llegaran los diarios, por ejemplo, para que la gente se pudiera tomar un café y se informara. Son cosas simples", finaliza Vega.

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