El español se alzará al segundo lugar del ranking ATP.
El helvético, que mostró toda su frustración en el juego, terminó aplaudiendo a su rival.
Seis quibres de servicio fueron el saldo que registró Rafael Nadal para aplastar a Stanislas Wawrinka y alzar por décima vez el trofeo de Roland Garros, tras anotar un 6-2, 6-3 y 6-1 en la arcilla parisina.
Al reclamar los 2.000 puntos del segundo Grand Slam de la temporada, el zurdo de 31 años escalará al segundo lugar en la clasificación mundial.
El juego comenzó tibio en ambos sectores de la cancha. El suizo, sin embargo, se vio inefectivo al momento del juego corto y la malla se convirtió en su pesadilla.
Con los primeros dos quiebres, la confianza del tercer hombre en la clasificación mundial se fue a pique y permitió que el mallorquín reluciera su placa del "Rey de la arcilla".
Con fuertes golpés de revés cruzado y paralelo, sumado al impecable uso de los drop shots, el español sumó una ventaja que el helvético resintió de manera psicológica.
Con reiterados golpes a su cabeza usando las cuerdas de la raqueta, instrumento que también rompió cegado por la impotencia, Wawrinka permitio que Rafa continuara con su concentrada y fría táctica.
En la tercera manga la resignación del que derrotó a Andy Murray, el número uno del mundo (en un partidazo de semifinales), pareció dejar el camino libre al más ganador en París, que enlazó el 6-1 definitivo con un quiebre.
