El trovador se presentó ante cerca de 4.000 personas en el Teatro Caupolicán.
Al término del espectáculo el artista cubano conversó con Cooperativa.
Una jornada llena de sensaciones fue la que marcó el concierto de Pablo Milanés en Santiago, evento al que acudieron unas 4.000 personas según la organización, quienes aplaudieron a rabiar al trovador cubano.
Pero le velada estuvo lejos de iniciarse con buen pie. El traslado del show desde el Arena Santiago al Teatro Caupolicán generó la ira de parte del público que vio dificultado su ingreso al recinto de calle San Diego.
La falta de carteles, señalética e información precisa de parte de los responsables del recital contribuyó a acrecentar las filas de entrada al teatro.
Resignación a la hora de hacer las filas pero no a la hora de emitir comentarios al aire era la tónica, de parte de quienes veían como pasaban los minutos y todavía estaban en la calle sin poder ingresar al Caupolicán.
Si bien estaba previsto que la telonera del show, la chilena Camila Moreno saltara a escena a las 21:00 horas del lunes, sólo lo hizo 45 minutos después.
Cargo a cuestas con el malhumor de varios, pero de a poco su energía interpretativa fue contagiando al público, quien la despidió entre aplausos luego de cantar tres temas entre ellos "Antes que", "Lo cierto" y "Millones".
La gente, que a ratos expresó a viva voz o con pifias su impaciencia, tuvo que esperar hasta las 22:17 para que los seis músicos a cargo del piano eléctrico, violín, batería, bajo y percusiones coparan el escenario.
Tras tres minutos de sonidos como presentación y preludio, Milanés hizo su entrada triunfal, la misma que dejó en el olvido las quejas por el cambio de recinto y el lento ingreso.
Ahora todo lo que les importó era que al frente tenían al trovador cubano y así se lo hicieron sentir, tanto con las palmas como con expresiones de júbilo.
Milánes no se quedó atrás y lanzó un "encantado de estar nuevamente con ustedes ...mi querido Chile".
Vinieron los aplausos en aumento cuando comenzaron a sonar "Vengo naciendo", "Días de gloria" y "En saco roto". Milanés quiso dar una sensación de frescura a su show y optó por empezar a hojear el cuadernillo que tenia a su alcance, pero no logró dar con la letra que buscaba.
"Me gustaría cantar (ahora) una canción que encuentro ...no está", dijo desatando las risas de parte del público, que le sugería a viva voz un repertorio posible.
Sobre la marcha decidió proseguir con el espectáculo y echó mano a "Nostalgias" y "Si ella me faltara alguna vez" canción durante la que recibió la letra que ansiaba y que sirvió para cobrar nuevos aplausos.
Se trataba del tema "Exodo", que dedicó a cada uno de los cubanos "que por una u otra razón" no están en la isla, o simplemente "un puente de amor" como lo definió en Santiago.
Sus canciones de ayer y de hoy
Tras "De que callada manera", Milanés también aprovechó su recital para mostrar las canciones de "Regalo", su más reciente trabajo, álbum del cual interpretó "Diario de Mauricio", "Matinal" y "Bayamo con su saco".
Para deleite del público, vino el turno de "La soledad", "Años", "Yolanda" (con él en la guitarra acústica) y "El breve espacio en que no estás", tema con el que Milanés abandonó por vez primera el escenario, no sin antes de expresar su complacencia de estar "en una noche maravillosa, entre amigos".
A esas alturas cada quien evocaba sus recuerdos con esas canciones, sensación que se profundizó con clásicos "Para vivir" y "Yo pisaré las calles nuevamente".Nuevamente se retiró, pero a las dos minutos ya estaba de regreso y una bandera chilena llegó a sus manos, la que optó por usarla como bufanda, luego de besarla.
Para el final dejó una versión de "Paloma ausente", tema de Violeta Parra o "la sal de la tierra americana" como la aludió; y el muy solicitado "Yo no te pido", que puso término a una hora y 37 minutos de show.
Ya en camarines expresó a Cooperativa su complacencia por su reencuentro con el público chileno, a quien lo calificó como "culto, conocer y sensible". Precisadamente eso fue lo que provocó Milanés en la gente común y en personalidades como Joan Jara, quienes coincidieron que se trató de un recital simplemente "emotivo".
