Según Hebe de Bonafini, la razón para abandonar sus clásicas manifestaciones es que ya no tienen un enemigo en el Gobierno, pues Néstor Kirchner ha satisfecho sus demandas.
Las Madres de Plaza de Mayo de Argentina cerrarán este jueves un ciclo de su histórica lucha cuando concluya la última marcha de la resistencia que hacen para exigir justicia por los crímenes cometidos durante la dictadura militar (1976-1983).
Tras 24 horas de marcha en torno a la Pirámide de Mayo, frente a la sede del Gobierno argentino, la última edición de esta protesta concluirá a las 18:00 horas local (21:00 GMT), cuando se hayan sumado 1.500 días jueves consecutivos en los que las madres se reúnen en la céntrica plaza de Buenos Aires.
Se espera que la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, pronuncie un discurso para explicar el motivo por el que dejan esta forma de reivindicación, símbolo de la resistencia contra la dictadura y contra presidencias democráticas que no cumplieron con las aspiraciones de los organismos de derechos humanos.
De momento, De Bonafini justificó el fin de la marcha debido a que las madres "ya no tienen un enemigo en la Casa de Gobierno", porque el presidente argentino, Néstor Kirchner, les "abrió las puertas y ha hecho cosas que nadie esperaba", como derogar las leyes que otorgaban inmunidad a los militares culpables de secuestros, torturas y asesinatos.
"No es que las Madres cambiamos. Es que hay un nuevo momento político en el país y en Latinoamérica", sostuvo la dirigente.
Sin embargo, las madres no renuncian a seguir manifestándose todos los jueves por la tarde, como llevan haciendo desde tiempos de la dictadura militar.
La marcha cuenta con el apoyo de asociaciones de derechos humanos y agrupaciones de izquierda, así como de artistas que han actuado hasta bien entrada la madrugada sobre dos escenarios instalados en torno a la Pirámide de Mayo.
Las madres, algunas de las cuales necesitan ayuda para caminar, comenzaron a marchar alrededor de la Pirámide de Mayo, en esta ocasión cubierta por las fotografías de algunos de los desaparecidos, portando una pancarta que decía: "distribución de riqueza ya".
La decisión de terminar con estas marchas desató una polémica con otras asociaciones de derechos humanos.
Así, para la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Carloto, si bien "se va en sentido positivo, es necesario seguir pidiendo: no se sabe dónde están 30.000 desaparecidos, no están en la cárcel todos los asesinos y no hemos encontrado aún a 500 chicos robados".
Según cifras oficiales, unas 18.000 personas desaparecieron en Argentina entre 1976 y 1983, aunque los organismos de derechos humanos elevan esa cifra a 30.000. (EFE)
