Unos 5.000 millones de pesos trasandinos deben llegar esta semana a ese país.
El billete de 100 pesos, el de mayor valor, es el de menor circulación.
A la espera de que se complete esta semana la llegada de 5.000 millones de pesos (1.250 millones de dólares) en billetes de 100 (25 dólares) que se mandaron a imprimir a Brasil, persisten las quejas ciudadanas y las críticas de la oposición por la escasez de billetes que se vive en Argentina.
El Banco Central de Argentina dispuso para este fin de semana una operación especial, que concluirá el martes, para repartir billetes de 100 pesos prioritariamente entre entidades bancarias de las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, las más pobladas del país.
Esta medida obedece a las crecientes protestas sociales vividas en las últimas semanas en las principales ciudades del país ante la escasez de billetes de 100, los papeles de mayor valor que circulan en Argentina.
Los portavoces de la entidad bancaria confirmaron este lunes que esta semana se completará la llegada de 5.000 millones de pesos (1.250 millones de dólares) en billetes de 100 desde Brasil, de donde ya se ha importado una cantidad de dinero similar desde comienzos de diciembre último, cuando empezó la falta de efectivo.
Economistas y políticos de la oposición atribuyen a la "imprevisión" del gobierno de Cristina Fernández la escasez de billetes, que complicó además los pagos de jubilaciones y salarios a funcionarios.
El economista Hernán Lacunza, ex gerente general del Banco Central, afirmó que la demanda de billetes crece siempre un 15 por ciento en esta época del año, debido a las vacaciones estivales, los festejos navideños y el cobro del aguinaldo, por lo que, en su opinión, la escasez responde a "una decisión política de no reaccionar a tiempo, no tanto a un problema técnico".
El diputado opositor Francisco de Narváez consideró que la escasez de efectivo obedece a "una maniobra del Gobierno para que la gente consuma menos", e impedir así "una escalada de los precios" en el país, donde las consultoras privadas estiman que hubo en 2010 una inflación de cerca del 30 por ciento.
"Es el corralito de Cristina. La gente sintió la misma sensación que sobre fines de 2001, que lo que es de ellos, su dinero, no se podía retirar. Prácticamente se repitió la escena del corralito. Un gran absurdo de este momento del Gobierno, que sigue improvisando", aseveró.
