En su cargo de comandante en jefe del Estado, la mandataria Macapagal Arroyo ordenó a las Fuerzas Armadas mantener el orden público tras la conspiración golpista en Manila.
La presidenta filipina, Gloria Macapagal Arroyo, declaró este viernes el estado de emergencia en todo el territorio nacional tras el arresto en la madrugada de dos altos mandos militares y otro de la Policía que estarían implicados en una conspiración para dar un golpe de Estado.
Macapagal Arroyo hizo su anuncio en una breve intervención televisada a todo la nación en la que aseguró que la intentona golpista había sido abortada.
"Por el poder concedido por la Constitución de Filipinas y en mi cargo de comandante en jefe del Estado, ordeno a las Fuerzas Armadas que mantengan el orden público, prevengan o supriman todas las formas de violencia y demás de actos de rebelión", dijo la presidenta en su alocución en lengua tagala.
Añadió que "en los meses pasados elementos de la oposición política han conspirado con elementos autoritarios de la extrema izquierda y de la extrema derecha (...) para derribar el Gobierno legalmente elegido en mayo de 2004".
El estado de emergencia otorga a los cuerpos de seguridad de Filipinas poderes especiales para practicar arrestos sin necesidad de una orden judicial y para prohibir reuniones públicas.
La posibilidad de aplicar la medida ya había sido anticipada poco antes por el responsable de Personal de la Presidencia de Filipinas, Michael Defensor, quien certificó la "existencia de un peligro real" (de golpe de Estado).
Antes que se tomara esta decisión, el Gobierno suspendió las clases en Manila y prohibió todas las manifestaciones previstas para este viernes con motivo del vigésimo aniversario de la caída del dictador Ferdinand Marcos, y que los grupos de la oposición iban a aprovechar para exigir la dimisión de la presidenta.
Además, la policía anuló temporalmente los permisos de armas concedidos a los civiles, por lo que estos no podrán sacarlas de sus domicilios.
El desencadenante de la medida excepcional fue la detención de dos altos mandos militares y otro de la policía quienes, según el jefe del Ejército, Hermógenes Esperon, planeaban desarrollar la intentona golpista.
Los arrestados, que se encuentran bajo custodia militar, son el general de brigada Danilo Lim, el coronel Ariel Querubín y el director de la Fuerza de Acción Especial de la Policía, Marcelino Franco.
Según las declaraciones de la presidenta, los detenidos estarían relacionados con el teniente Lawrence San Juan, un oficial que participó en la intentona golpista de julio de 2003, y que se había fugado a primeros de enero de una prisión militar.
San Juan fue arrestado el martes 21 de febrero cuando tenía previsto, de acuerdo con los militares, entrevistarse con dirigentes de la guerrilla comunista para planificar una conspiración golpista.
La policía y el Ejército aún buscan a otros tres militares que en 2003 se hicieron fuertes en un edificio del distrito financiero de Makati para exigir la dimisión de Macapagal Arroyo.
Las voces pidiendo la renuncia de la presidenta aumentaron el pasado junio, cuando la oposición la acusó de organizar un fraude electoral para ganar las elecciones de mayo de 2004. (EFE)
