Tailandia deportará a la tripulación del avión con armas norcoreanas

Tailandia deportará a los cuatro kazajos y el bielorruso que tripulaban el avión decomisado en Bangkok en diciembre por transportar de contrabando 35 toneladas de armas supuestamente procedentes de Corea del Norte.

Fuentes policiales indicaron que los cinco serán escoltados hasta el aeropuerto y desde allí cada uno viajará a su propio país, según los medios tailandeses. Un juez ordenó la víspera su excarcelamiento después de que la Fiscalía retirase los cargos que pesaban sobre ellos.

Ese mismo día, el grupo abandonó la penitenciaría de Remand, su hogar desde hace casi dos meses, para pasar a la custodia de la Oficina de Inmigración hasta su partida. Las autoridades tailandesas mantendrán confiscada la carga hasta que la ONU decida qué hacer con ella.

Un avión Ilyusih Il-76, de fabricación rusa y propiedad de una empresa georgiana, aterrizó el 11 de diciembre en Bangkok para repostar combustible, pero los agentes aduaneros encontraron la inspeccionar la bodega lanzagranadas, cohetes y otras armas, declaradas en el manifiesto como material para perforación de pozos de petróleo.

El aparato provenía de Pyongyang y, según el plan de vuelo original, había despegado de Ucrania y iba a pasar por Azerbaiyán, Tailandia, Sri Lanka y los Emiratos Árabes Unidos, para luego regresar al punto de origen.

No está claro dónde se iba a descargar el armamento, si en Sri Lanka (escenario de un guerra civil) o Irán, como han apuntado otros medios.

Según la investigación, una compañía georgiana alquiló el Ilyushin a la empresa neozelandesa SP Trading, filial de GT Group, con sede en Vanuatu, una diminuta nación insular del Pacífico con un amplio historial de blanqueo de dinero.

Las autoridades tailandesas localizaron las armas gracias al aviso de Estados Unidos, que sospecha que el avión podía ser propiedad de una empresa fantasma del traficante de armas de origen ruso Viktor Bout, conocido como el "Mercader de la Muerte".

Bout lleva año y medio encarcelado en Tailandia, cuyas autoridades se resisten por ahora a entregarle a Estados Unidos para ser juzgado de terrorismo, por haber presuntamente vendido armas a la guerrilla colombiana.