El mandatario destacó, de visita en Italia, los logros de su periodo en el poder.
Defendió la política de nacionalizaciones, que le permitió librarse de "los chantajes del Banco Mundial y el FMI".
Morales afirmó que Estados Unidos lo consideraba el "Bin Laden andino" antes de asumir.
El presidente de Bolivia, Evo Morales, repasó este miércoles en la ciudad italiana de Roma su gestión al frente del país, que -comentó- ya no es considerado como "mendigo".
"Bolivia era un país mendigo y malmirado que ahora presta plata a tres países latinoamericanos. Como Gobierno hemos cumplido", señaló Morales en la universidad romana de La Sapienza.
El mandatario hizo un recorrido de su papel como presidente de Bolivia y de cómo consiguió agrupar a los sindicatos de este país para afianzar "una unidad sindical" que derivó en una "unidad electoral" capaz de lograr el poder.
En aquel recorrido tuvo que enfrentarse a lo que calificó de "primer problema": la embajada de Estados Unidos.
A pesar de los ataques que, según afirmó, recibió de Washington, que lo consideraba el "Bin Laden andino", se convirtió en 2006 en el primer indígena en llegar al poder en Bolivia.
La "amenaza constante de los Estados Unidos" sobre la caída de la inversión internacional en Bolivia en caso de que Morales cumpliera sus propósitos consiguió asustarle en un principio, hasta que se puso en contacto con otros líderes del área como los entonces presidentes de Cuba, Fidel Castro, o Venezuela, Hugo Chávez, que le tranquilizaron.
"Revolución democrática en Latinoamérica"
En una sala abarrotada de estudiantes y ante la presencia de los embajadores de Ecuador, Argentina, Venezuela y Cuba, Morales defendió lo que consideró "la revolución democrática en Latinoamérica", donde se han evitado "los saqueos de los recursos naturales y las dictaduras militares".
Además, defendió el panorama político latinoamericano y recordó que "los guerrilleros del pasado hoy presiden Gobiernos", como es el caso del presidente de Uruguay, José Mujica, o de la recién reelegida presidenta brasileña, Dilma Rousseff.
"Las revoluciones ya no se hacen con las armas, sino con las conciencias de los pueblos", subrayó Morales, que también anunció que aspira convertir a su país en el "centro energético" de Sudamérica tras "recuperar" la explotación de sus recursos naturales mediante las nacionalizaciones en el sector.
"Tan importante ha sido nacionalizar, que nos ha liberado de los chantajes del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional", indicó Morales, añadiendo que el Estado controla ahora servicios básicos como el agua, la telefonía y la energía.
Sobre la pobreza extrema, Morales se fijó como objetivo para 2020 reducirla hasta el ocho por ciento, aunque reconoció que se trata de un dato "conservador" ya que su verdadera voluntad es dejarla en el seis por ciento.
