Severino Calvacanti, humbre de confianza de Lula, pidió dinero al dueño de un restaurante parlamentario a cambio de renovarle el contrato de concesión.
El dueño de la empresa que tenía la concesión del restaurante de la Cámara de Diputados de Brasil, Sebastiao Buani, confirmó este jueves que para funcionar debió pagarle comisiones ilegales al presidente del cuerpo, Severino Cavalcanti.
La confirmación de esta denuncia, que desde la semana pasada circula en la prensa, deja contra las cuerdas a Cavalcanti, hombre de confianza del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que parece destinado a perder otro aliado en medio de las corruptelas que sacuden al país.
Según dijo Buani en rueda de prensa, Cavalcanti le extorsionó desde 2002, cuando era primer secretario de la Cámara Baja, y le exigió dinero para renovar el contrato de concesión del restaurante parlamentario.
El empresario afirmó que el presidente de la Cámara de Diputados le dijo: "Estamos en un año de elecciones, no tengo empresas ni nada y quiero saber cómo me va a ayudar".
Según Buani, quien abundó en detalles sobre la extorsión, Cavalcanti le ofreció tres años más de contrato, le dijo que "no sea llorón" y le insinuó que si no pagaba no volvería a trabajar en el Congreso.
Confesó que pagó entonces 40.000 reales (unos 16.700 dólares).
"No tenía opción. O pagaba o no trabajaba", sostuvo en llanto Buani, quien dijo que cedió a la presión porque "tenía siete hijos para criar".
Por las denuncias, cinco partidos de oposición pidieron el lunes que Cavalcanti sea suspendido mientras se investiga el caso, pero la negativa del legislador llevó a esas formaciones a anunciar que la semana próxima solicitarán el inicio de un juicio de pérdida del mandato contra el titular de la Cámara Baja.
En contra de Cavalcanti pesa también un documento firmado en el2002, mediante el cual renovó fraudulentamente el contrato de Buani.
Hasta ahora, la mayoría de los partidos políticos ha coincidido en que Cavalcanti ya no está en "condiciones morales" de presidir la Cámara de Diputados y la única formación que lo ha apoyado, es el Partido de los Trabajadores (PT), de Lula.
El jefe de la bancada parlamentaria del PT, Henrique Fontana, dijo este jueves que ese partido está dispuesto a defender al presidente de la Cámara Baja.
De ser así, el PT quedará en la extraña paradoja de defender a un líder ultraconservador, fiel heredero del ideario político de la dictadura que gobernó entre 1964 y 1985, de denuncias de corrupción, un mal que el partido fundado por Lula combatió desde sus inicios.
Los partidos opositores, encabezados por el Frente Liberal y la socialdemocracia, barajaban este jueves, por anticipado, posibles candidatos para el cargo de Cavalcanti, que de ser destituido será reemplazado por un diputado elegido por el plenario.
Cavalcanti se encuentra actualmente en Nueva York, donde asiste a una reunión de la Unión Interparlamentaria Mundial en el marco de la ONU. (EFE)
