La pena para el asesino de la canciller de Suecia, condenado a ser internado en un recinto siquiátrico, podría cambiar por una sentencia de cárcel, como se estableció en primera instancia.
El Tribunal Supremo de Suecia aprobó la reapertura del juicio por el crimen de la ministra sueca de Relaciones Exteriores Anna Lindh, asesinada en septiembre de 2003. El comunicado en el que la máxima instancia jurídica informó de la decisión no incluye una explicación de los motivos de la medida.
El viudo de Lindh, el gobernador Bo Holmberg dijo sentirse "muy satisfecho" por la resolución y agregó que "esta decisión significa mucho, tanto para la familia como para el Estado de Derecho".
"Mi esperanza es naturalmente que el fallo del Tribunal Supremo sea igual que el obtenido en primera instancia, es decir, que él (Mijailo Mijailovic) no padece de una alteración síquica tan grave y que puede ser condenado a cadena perpetua", dijo.
Un fallo anterior de la Corte de Apelaciones –el pasado 8 de julio–, conmutó la cadena perpetua para el asesino por su internamiento en un siquiátrico.
Aunque por motivos divergentes, la sentencia fue recurrida por el Fiscal del Reino, Fredrik Wersaell y por los abogados de Mijailovic, pese a que el fallo del tribunal les fue favorable y hasta calificado por éstos como una "victoria legal".
En su escrito al Supremo, Wersaell opinó que la condena no debería ser la internación del asesino, sino cumplir con la sentencia de cadena perpetua.
Por su parte, Mijailovic solicitó ser exculpado del asesinato de Lindh o, en su defecto, ser declarado autor de un 'homicidio involuntario'.
La popular ministra socialdemócrata, de 46 años y madre de dos hijos, falleció en septiembre de 2003 tras ser apuñalada en un mall de la capital sueca, Estocolmo, al cual había acudido con una amiga y sin escolta.
"Mijailovic es una persona con serios problemas sicológicos", señaló la sentencia que este lunes fue dejada de lado por el Tribunal Supremo.
Mijailovic fue condenado el pasado 23 de marzo por el Tribunal de Estocolmo a la pena de cadena perpetua por el asesinato de Lindh, aunque declaró que su intención no era matar a la canciller, una de las figuras políticas más queridas por la ciudadanía. (EFE)
