El estado de Manipur vive desde hace cuatro meses un conflicto entre la minoría kukis, generalmente cristiana, y la mayoría meitei, hinduista.
La oposición acusa al Gobierno de Narendra Modi de silenciar los enfrentamientos, que también se saldan con decenas de desaparecidos y 50 mil desplazados.
Al menos 175 personas han muerto, más de un millar resultaron heridas y decenas siguen desaparecidas en el estado de Manipur, en el noreste de la India, desde que estalló una ola de violencia étnica que persiste en la región desde principios de mayo.
Los más de cuatro meses de conflicto en Manipur dejaron hasta el momento un saldo de 175 muertos, 1.118 heridos y 32 desparecidos, informó en una rueda de prensa en Imphal, capital estatal, el inspector general de policía, I.K. Muivah.
Entre estos, 96 cadáveres no reclamados yacen en diferentes morgues de la región, dijo el agente en un balance ofrecido ayer a la prensa pero que fue difundido hoy debido a las restricciones de comunicación en el conflictivo territorio.
Desde el estallido del conflicto étnico, se reportaron más de 5.000 incendios en casas y lugares religiosos, se decomisaron más de 500 armas, 15.000 municiones y 400 bombas, mientras que unas 37.000 personas fueron puestas bajo arresto preventivo, indicó Muivah.
Ante la mejora de la situación en el estado en los últimos días, las autoridades procedieron ayer al retiro de una barricada que servía de "zona límite" entre grupos étnicos y que garantizaba la seguridad en las calles.
Manipur se encuentra inmerso en una ola de violencia que comenzó el pasado 3 de mayo, cuando una marcha de jóvenes de la minoría kukis protestó contra la solicitud de un tribunal para clasificar a la mayoría meitei como "tribales", un estatus que les permitiría ocupar territorios en las montañas y acceder a puestos de gobierno.
Los kukis, generalmente cristianos, son minoría en la región aunque dominan los territorios de montaña, mientras que la mayoría metei, generalmente hindúes, ocupan las zonas llanas del territorio.
La decisión del tribunal fue vista por los kukis como una forma de arrebatar sus pocos privilegios y de hacer prevalecer a la mayoría étnica hindú.
Esto dio origen a un conflicto que ha enfrentado a ambos grupos tribales en los últimos cuatro meses y que conllevó, entre otras medidas, a la suspensión de los servicios de Internet y a las restricciones a la movilidad de la ciudadanía, limitando así las comunicaciones y el acceso de información en tiempo real sobre lo que ocurre en la región.
Desde entonces, más de 50.000 personas han sido desplazadas por la violencia étnica y se encuentran actualmente alojadas en campamentos de socorro, según datos de las autoridades.
El conflicto ha llegado hasta el Parlamento, donde los partidos de la oposición acusaron al Gobierno del primer ministro Narendra Modi, cuyo partido, el Bharatiya Janata Party (BJP), también ostenta el poder en Manipur, de silenciar lo que allí está sucediendo.
