"Viví muchos años en una pieza y me ponía contento la noche que me ponían un colchón. Ahora, preciso poco para vivir. Porque si la felicidad tú no eres capaz de lograrla con poco, no la vas a lograr con mucho".
Así dijo el presidente de Uruguay, José Mujica, al ser consultado por la admiración que provoca su austero estilo de vida.
"Mi definición es la de Séneca, 'pobres son aquellos que precisan mucho'. Porque no te alcanza nada y la vida se te va, se te va", dijo Mujica en entrevista con RT.
"Tú no puedes ir a un supermercado y decir 'Señor, véndame diez años de vida'. Por eso, soy sobrio y lucho por la sobriedad, vivir liviano de equipaje. Casa chica con pocas cosas, porque mi compañera y yo la limpiamos en un ratito y se acabó", declaró desde Cuba, donde participó en la reciente Cumbre de la Celac.
"Hay que aprender a quererla a la vida. Es casi un milagro. Esto tiene que ver con el delito, tiene que ver con las drogas, con el estropear la vida. Hay que cuidar la salud física, hay que cuidar la salud mental. Hay que tener tiempo para trabajar, no vivir a costilla de los demás, pero hay que tener tiempo para vivir", reflexionó el ex guerrillero, quien resaltó que América Latina sigue siendo "el continente más injusto que hay sobre la Tierra", con "una desigualdad enorme".
"La drogadicción es un castigo"
Uruguay se transformó en el primer país en Latinoamericano en aprobar una ley que regula el mercado de marihuana. Al respecto Mujica indicó que "ha sido posible porque estamos cansados de reprimir y de reprimir y cada vez estamos peor. Y decía Einstein: 'Si quieres cambiar, no puedes hacer lo mismo'. Nosotros no tenemos ninguna receta mágica".
"Lo que queremos es combatir el narcotráfico, porque es peor el narcotráfico que la marihuana. Nos produce efectos sociales, nos tiende a corromper el aparato policial, nos pudre toda la sociedad porque establece una consigna: plata o plomo. Y bueno, esa es la lucha que queremos llevar adelante", sostuvo.
"La drogadicción es un castigo. Hay que luchar, por el contrario, para que la gente no tenga adicción. La única adicción arriba de la Tierra que vale la pena es la del amor. Las otras adicciones son para desgracia. No hay que defenderlas. Pero más bien hay que educar y controlar mucho más que reprimir", opinó.