Papa Francisco, en su reaparición en Domingo de Ramos: "Nadie puede ser marginado"

Publicado:
| Periodista Digital: EFE

A sus 86 años y aún convaleciente, bendijo -a bordo su "papamóvil"- los ramos que los fieles portaron en la procesión.

"Muchos necesitan nuestra cercanía, también yo necesito que Jesús me acaricie, que esté cerca de mí, y por eso voy a buscarlo en los abandonados y en los solitarios", afirmó el pontífice.

Papa Francisco, en su reaparición en Domingo de Ramos:
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"Jesús abandonado nos pide que tengamos ojos y corazón para los abandonados. Para nosotros nadie puede ser marginado", afirmó el Sumo Pontífice.

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El papa Francisco reapareció hoy para encabezar la misa del Domingo de Ramos en la plaza de San Pedro, un día después de salir del hospital, y ante miles de fieles defendió a los "abandonados" del mundo actual: "También yo necesito que Jesús me acaricie", confesó, con la voz aún débil y algo ronca.

"Jesús abandonado nos pide que tengamos ojos y corazón para los abandonados. Para nosotros nadie puede ser marginado", dijo ante una plaza abarrotada con 60.000 fieles, según estimó la Santa Sede.

En este sentido, Bergoglio -mientras estaba en su pórtico- recordó a un mendigo muerto "solo y abandonado", como una encarnación actual de Cristo.

"Muchos necesitan nuestra cercanía, muchos abandonados, también yo necesito que Jesús me acaricie, que esté cerca de mí, y por eso voy a buscarlo en los abandonados y en los solitarios", refirió.

CONTRA EL ABANDONO

Una bronquitis hizo que el pasado miércoles el papa tuviera que ser ingresado en el hospital Gemelli de Roma -la segunda vez después de la operación de colon de 2021-, pero ayer sábado recibió el alta y hoy pudo presidir el Domingo de Ramos e inaugurar la Semana Santa.

En esta primera reaparición pública, protegido por un largo abrigo blanco y con los adornos rojos propios de esta época, meditó sobre las palabras de Jesús en la Cruz, "Dios mío, ¿por qué me has abandonado?".

"Hoy hay tantos 'cristos abandonados'. Pueblos enteros explotados y abandonados a su suerte; pobres que viven en los cruces de nuestras calles, con quienes no nos atrevemos a cruzar la mirada; migrantes que ya no son rostros sino números; presos rechazados, personas catalogadas como problemas", lamentó, elevando la voz.

Así como "cristos descartados con guante blanco" como "niños no nacidos, ancianos dejados solos en los geriátricos, enfermos no visitados, discapacitados ignorados, jóvenes que sienten un gran vacío interior sin que nadie escuche su grito de dolor".

LA CONVALECENCIA DE FRANCISCO

Francisco, a sus 86 años aún convaleciente, se presentó en la plaza a bordo de un vehículo descapotado para, primero, ser llevado al obelisco central para bendecir los ramos que los fieles portaron en la procesión.

Bajó del coche por su propio pie y después recorrió unos pocos metros hasta el lugar dispuesto para la bendición, ayudado del bastón que usa frecuentemente debido a sus problemas de rodilla.

El papa argentino acudió luego hasta el frontal de la basílica, siempre en coche, para presidir desde ahí la misa, que fue oficiada por el cardenal argentino Leonardo Sandri.

UNA SEMANA SANTA INCIERTA

Francisco, que acaba de cumplir diez años de pontificado, vivirá este periodo recuperándose de la bronquitis y aquejado de un problema de rodillas que le impide pasar largo rato de pie y le obliga a usar bastón o silla de ruedas.

No obstante él quiere participar en los ritos y, por ello, la Santa Sede ha apostado por un protocolo que ya ha aplicado en otras ocasiones: el papa presidirá las misas y liturgias mientras que de oficiarlas se encargarán los cardenales, como en el caso de hoy.

Aunque aún hay detalles que el Vaticano no ha aclarado. Se sabe que Francisco abrirá el Triduo Pascual, celebrando Jueves Santo en la cárcel de menores de Casa del Marmo en Roma, pero aún no han dado detalles sobre el Vía Crucis de Viernes Santo, que le obligaría a pasar varias horas a la intemperie ante el Coliseo romano.

El pontífice prevé presidir el resto de ceremonias, también la del Domingo de Resurrección, oficiada por el cardenal Giovanni Battista Re, y ese mismo día cerrará la Semana Santa impartiendo su bendición "Urbi et Orbi" y leyendo su importante mensaje pascual.

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