"Estoy convencida de que a mí me aplicaron la mayor rudeza posible para que me retractara del asilo, y lograron su objetivo", relató la hija del ex dictador en una entrevista.
La hija mayor del ex dictador Augusto Pinochet, Lucía Pinochet Hiriart, denunció que en Estados Unidos las autoridades de inmigración la trataron con rudeza "y como delincuente", con el único fin de que se retractara de pedir asilo.
"No aguantaba ni un día más (...) estoy convencida de que a mí me aplicaron la mayor rudeza posible para que me retractara del asilo, y lograron su objetivo", afirmó Inés Lucía Pinochet en una entrevista con el diario La Tercera.
Lucía Pinochet, procesada por evasión de impuestos y falsificación de pasaporte, había pedido asilo a las autoridades estadounidenses el pasado 25 de enero.
Según fuentes judiciales, la hija mayor de Pinochet salió del país un día antes de que se le notificara del procesamiento que el juez Carlos Cerda dictó en su contra, pero que ya había sido adelantado a su abogado, al igual que a los defensores de su madre y el resto de sus hermanos.
Inés Lucía Pinochet, de 64 años, agregó que al llegar a Washington, desde Buenos Aires, se encontró con la sorpresa de que corchetearon su pasaporte con unos papeles, le hicieron pasar a una sala grande, le abrieron la maleta y le comenzaron a sacar fotos de todo lo que llevaba.
"¿Qué pasa, qué pasa?, pregunté en varias oportunidades hasta que un oficial de inmigración me dijo que me habían cancelado la visa", relató la hija mayor del ex dictador.
La mujer relató que luego al dejar el aeropuerto de Dulles, en Washington, "me subí a la parte de atrás de un auto, que era manejado por una funcionaria de inmigración. Inmediatamente, entró otro funcionario, de raza negra, quien se sentó a mi lado y sin más me esposó las manos. Reclamé: ¿Por qué me hace esto? ¡Yo no soy delincuente! El me miró y me repitió en un castellano mal pronunciado: 'Típico', 'típico'".
"Sólo alrededor del mediodía una doctora me hizo pasar a otra sala, me tomó la presión y sin decirme nada, me pusieron una inyección contra la tuberculosis y aunque reclamé, me respondió que era parte del reglamento", señaló.
Pinochet Hiriart evocó que después la llevaron a ducharse, le hicieron colocarse un overol, con el que durmió hasta al otro día, cuando a las 04:30 horas sonó una sirena y se abrieron automáticamente los pestillos de las puertas: era la hora de tomar desayuno.
"Cuando me llevaron a la corte para hablar sobre la posibilidad de asilo, reclamé para que me dejaran colocarme mi ropa y aunque me lo aceptaron fui trasladada en un furgón de detenidos en la parte de atrás, esposada y con rejillas", añadió.
Según su relato, al llegar a los tribunales le sacaron las esposas de las manos, pero le esposaron sus pies y allí le explicaron que si se retractaba podía regresar, aunque en ese caso ya no podría volver a entrar a EE.UU. en cinco años "lo contrario podría demorarse meses mientras yo estaba en la cárcel", afirmó.
"Les dije que no aguantaba más, y por el tono de las discusiones entre los oficiales de inmigración y alguien que parecía ser de la CIA, estaba claro que el Gobierno chileno se la estaba jugando para que no me dieran (el asilo). Ahí fue que salió un oficial de inmigración y me dijo: 'se va a Argentina'", aseguró.
En la entrevista, la hija de Pinochet expresó que en Buenos Aires la esperaban 10 policías, pero éstos la trataron muy bien.
Lucía Pinochet, junto a sus hermanos Verónica, Jacqueline y Marco Antonio, y su madre Lucía Hiriart, fueron procesados el lunes 23 de enero por evadir impuestos por más de seis millones de dólares en total.
En particular, Inés Lucía Pinochet está acusada de causar un perjuicio al Fisco por 453 millones de pesos, además de pasaportes falsos. (EFE)
