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Las gestiones de la dictadura con Alemania para silenciar abusos en Colonia Dignidad

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Autor: Cooperativa.cl

Investigación de la DPA llegó a documentos que reconocen delitos sexuales contra niños.

Los hechos fueron conocidos en 1987 por el entonces ministro del Interior, Sergio Fernández.

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La dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990) y líderes políticos alemanes supieron y encubrieron los excesos que padecieron las decenas de niños que vivieron en Colonia Dignidad, la secta alemana cuyos terrenos fueron utilizados como campo de torturas en esos años, según archivos secretos del gobierno militar a los que tuvo acceso la agencia DPA.

"Ocurren efectivamente en dicho organismo (Colonia Dignidad) graves situaciones delictuales", admitió de hecho el vicecanciller chileno en 1987, el general Francisco Ramírez Migliassi, en el memorando secreto número 09557, de acuerdo al reportaje del periodista Mauricio Weibel.

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El reportero explica que el documento, enviado el 29 de octubre de ese año al ministro de Interior de la época, el ex senador de la oficialista Unión Demócrata Independiente Sergio Fernández, y ahondó además en la necesidad de evaluar una respuesta ante los hechos, debido a que era posible que en Alemania el caso estallara en los medios.

Ramírez Migliassi explicó luego a Fernández que la advertencia venía del presidente de la Sociedad Internacional de Derechos Humanos de Alemania, Ludwig Martin, y del presidente del Instituto de Investigaciones Democráticas, Lothat Bossle, quien era además asesor del entonces primer ministro del Estado de Baviera, Franz Josef Strauss.

Amigos de Chile

"Ambos (son) probadamente amigos de Chile", aseguró luego el vicecanciller como respaldo. "Sus respectivas instituciones han denunciado en Alemania la inicua campaña de desinformación de que somos objetos por parte de sectores políticos de dicho país", agregó.

Weibel relata que luego el vicecanciller chileno expresó que Martin y Bossle opinaban que los ataques a Chile por el caso de Colonia Dignidad serían encabezados por el ministro del Trabajo alemán de la época, Norbert Blüm, como una forma de atacar al primer ministro bávaro, un declarado admirador de Pinochet.

Ante ello, el vicecanciller propuso al ministro del Interior tener una reunión de coordinación, para resolver las opciones a adoptar para silenciar el caso.

La investigación -que se plasma en el libro "Asociación Ilícita, los archivos secretos de la dictadura"- añade que, sin embargo, la situación no pudo ser resuelta como querían el régimen y sus "amigos" alemanes. En diciembre de 1987, un mensaje de la embajada de Chile en Bonn llegó hasta la Cancillería y encendió las alarmas entre los funcionarios de la dictadura.

La legación diplomática avisó por télex que una misión de la República Federal Alemana llegaría a Chile a investigar el caso.

La comitiva la integrarían el ex embajador alemán en Uruguay Johannes Marre, un psicólogo, un representante de la Cruz Roja, el obispo católico Emil Stehle y el director para América Latina del Ministerio de Relaciones Exteriores alemán, Honrad von Schubert, entre otros, dijo la embajada.

Un asunto "privado" entre alemanes

Ante dicho escenario, el nuevo vicecanciller chileno, Ramón Valdés, propuso a Interior que el gobierno tomará distancia del problema, definiéndolo como un asunto "privado" entre alemanes, obstaculizando además la labor de la misión extranjera.

"Esta sugerencia se hace especialmente extensiva a las autoridades regionales, las que, junto con evitar proporcionarles facilidades a los visitantes, deberían mantenerse totalmente al margen", recomendó.

Los siguientes dos años las relaciones con la República Federal Alemana empeoraron sistemáticamente a raíz del caso, como admiten los propios documentos secretos revisados por dpa y contenidos en el libro "Asociación Ilícita".

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Incluso, el canciller chileno Hernán Felipe Errázuriz, convencido de los atropellos que sufrían los niños y sus familias en Colonia Dignidad, redactó el 19 de octubre de 1989 un oficio de ocho páginas. El texto fue dirigido a su par de Interior, Carlos Cáceres, quien presidió desde el retorno a la democracia en 1990 empresas como Enersis, la Compañía Chilena de Tabacos, Carozzi y Chilectra.

"Por tratarse de una materia particularmente delicada, se deja especial constancia del carácter secreto del presente informe", subrayó Errázuriz, hoy miembro del equipo de ex cancilleres que asesora a Chile en el juicio limítrofe sostenido con el Perú en la Corte Internacional de La Haya, Holanda.

El entonces jefe de la diplomacia chilena, quien pidió en esos meses a la entonces obsecuente Justicia pesquisar a Colonia Dignidad, adjuntó a su oficio el informe del ministro en visita que investigó a la "sociedad benefactora", el juez Hernán Robert Arias.

Una secta

"Del estudio y análisis del informe en cuestión, se desprende que Colonia Dignidad tiene características propias de una secta, no descartándose que pueda existir una manipulación intencionada de la conciencia de sus miembros", observó el canciller en el oficio 07473.

"El modus vivendi que se practica en la Colonia, en forma alguna se compadece con las costumbres y hábitos propios de nuestro país", añadió Errázuriz a su par de Interior.

Y fue más allá en sus críticas. "Los hijos son separados de sus padres desde que nacen sin haber razón aparente que lo justifique".

El jefe de la diplomacia chilena, que finalmente eludiría pedir sancionar a los responsables de estos crímenes, además reseñó la existencia de delitos de estafa y remisión.

Colonia Dignidad, situada a unos 35 kilómetros al este de la sureña ciudad de Parral, fue establecida en 1961 por un grupo de colonos alemanes en el fundo "El Lavadero".

Su fundador y líder, Paul Schäfer, un ex miembro de las juventudes hitlerianas, participó como suboficial enfermero en la II Guerra Mundial. Huyó en 1961 de su país tras ser acusado de abusar de dos niños.

En Chile, tras años de silencio, fue imputado nuevamente por abusos sexuales a menores, torturas, estafas y asociación ilícita, entre otros delitos a lo largo de los años.

Desmantelamiento del enclave

Tras años de silencio, el tema de la Colonia Dignidad adquirió gran notoriedad en la primera época del retorno a la democracia, cuando el gobierno de Patricio Aylwin (1990-1994) comenzó a desmantelar jurídicamente la existencia de este enclave alemán.

La principal actividad económica en el predio, finalmente estimado por la Justicia en 17.000 hectáreas, fue siempre la agricultura. Unas 400 personas llegaron a trabajar en esos campos, de las cuales casi 350 fueron inmigrantes alemanes o sus descendientes.

Con los años, Colonia Dignidad llegó a tener una escuela, un aeropuerto, un hospital y una estación de energía eléctrica.

En democracia, los tribunales chilenos establecieron además que el líder de Colonia Dignidad, conocido como "el tío permanente", abusó sexualmente de al menos 25 niños.

Hoy el gobierno alemán apoya a los colonos de Dignidad, cuyos líderes fueron encarcelados los últimos años, para lograr su recuperación psicológica, tras décadas de abusos.

El libro "Asociación Ilícita, los archivos secretos de la dictadura", de Mauricio Weibel y Carlos Dorat, será lanzado el 5 de octubre en el Museo de la Memoria.

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