"Patrón de fundo": Funcionarias relatan maltratos generalizados del exsubsecretario Larraín

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Autor: Cooperativa.cl

"Van más allá de lo sexual, porque hay un tema de abuso de poder", contó la trabajadora cuya denuncia motivó la salida del ingeniero comercial desde Previsión Social.

Afirmó que hubo "situaciones de violencia, de acoso y sugerencias sexuales delante de otras personas" a diario, que dan cuenta de "un maltratador".

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Las acusaciones indican que los malos tratos afectaban a hombres y mujeres en la Subsecretaría, pero tenían un sesgo de misoginia: a las funcionarias las trataba como "nanas", varias terminaron llorando e incluso decidieron vestir faldas más largas en su presencia. El aludido ha negado, hasta ahora, cualquier comportamiento impropio.

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Siguen los coletazos tras la abrupta salida de Christian Larraín de la Subsecretaría de Previsión Social, puesto que, luego de que el autor de la reforma de pensiones saliera a negar públicamente la denuncia de acoso sexual que motivó su despido, varias funcionarias de la repartición decidieron contar los "maltratos" que sufrieron bajo su mando y que, aseguran, eran generalizados.

La trabajadora cuya denuncia provocó la remoción de Larraín afirmó que "él tenía una actitud misógina, pero además de patrón de fundo".

"Esto va más allá de lo sexual, que es lo que está denunciado. Porque hay un tema de abuso de poder. De sentirse el dueño, amo y señor, de 'aquí yo hago y deshago', de tratar como se le diera la gana a todos y a todas, a la secretaria, al auxiliar, a la administrativa, a todos", relató en entrevista con El Mostrador.

Ocurría "con todos", al punto que "evitaban ir a su oficina y nos protegíamos entre nosotros: a mí a veces me decían 'velo tú con él, explícale tú, por favor', porque era de un miedo, un terror de decirle 'no, esto no se puede hacer' ", expuso, situación que "era parte del cotidiano desde siempre".

"Una funcionaria tiempo atrás tuvo un problema que la dejó con discapacidad y, a pesar de eso, él la seguía maltratando. También recuerdo el caso de otro trabajador que tenía a un familiar directo por fallecer y lo hacía trabajar igual, sin ningún tipo de consideración, como si no pasara nada", expuso.

"Hablamos de un tipo de persona, un tipo de maltratador. Yo sé que es importante el tema del acoso sexual, pero creo que es importante que se hable de todo esto. Porque se va a hacer justicia no tan solo a quienes recibimos cierto tipo de acoso sexual o violencia de género, sino que a todos aquellos a quienes él maltrató y a quienes se sintieron maltratados por él", enfatizó.

En ese sentido, acusó que "las situaciones de violencia, de acoso, las sugerencias sexuales las hacía delante de otras personas, le daba lo mismo".

Por ejemplo, relató la denunciante, "hubo un periodo en que estuve peleada con mi marido, y en el último tiempo se acercaba y me decía '¿todavía estás sola?'".

ACOSO POR WHATSAPP, "BROMAS" SEXUALES, INCOMODIDAD Y MANDADOS

Aunque no fue su caso, dijo saber que una colega, que hoy ya no está en la Subsecretaría, fue acosada vía Whatsapp por Larraín, que "la obligó a borrar sus mensajes".

En conversación con El Desconcierto, la denunciante profundizó que el ingeniero comercial "nos empezó a hacer bromas en doble sentido, de esas tallas que primero te llaman la atención, pero después te incomodan".

Aquello llevó a las funcionarias decidir no sacarse sus chaquetas e incluso a adoptar el hábito de llevar faldas más largas cuando estaban con "el jefe", como lo llamaban en la repartición. "Una empezaba a resguardarse. Porque ya me incomodaba sin siquiera que él hiciera algo, sino que solo por su presencia", aseguró.

De alguna forma que ella desconoce, la ahora exautoridad se enteró de que estaba practicando boxeo y comenzó a decirle comentarios sugerentes tales como. "¿Cuándo nos vamos a dar un round?".

Además, a las funcionarias les ordenaba que lo ayudaran con trámites personales, como pagar cuentas de luz, agua o telefonía: "Nos trataba como si fuéramos sus nanas".

En ese marco, una vez Larraín le pidió a la denunciante verificar un supuesto cobro irregular por telefonía, que presuntamente se trataba del equipo institucional, y al revisar el estado de las cuentas se encontró con varias suscripciones a páginas pornográficas. Según contó la funcionaria, le envió al "jefe" un mensaje expresándole su incomodidad, y éste se excusó asegurando, primero, que se trataba de un error de la compañía y, luego, que la cuenta correspondía a un teléfono de su hijo.

"VI A COMPAÑERAS LLORAR; VARIAS RENUNCIARON"

Después de que Larraín salió a defenderse a inicios de semanas a través de la prensa, para negar "categóricamente haber cometido algún acto o proferido palabra, de ninguna connotación", una trabajadora de la Subsecretaría, que lleva desde 2007 en el Ministerio del Trabajo, decidió enviarle una carta a la ministra Jeannette Jara para respaldar la denuncia y confirmar los comentarios "sexualizados" que éste realizaba a diario.

Junto con recordar que Larraín le propuso a una funcionaria hacer un "trío", relató que a otra, durante un almuerzo, le dijo "tú sabes dónde me gusta la lengua a mí", y que una tercera una vez terminó llorando luego de que el subsecretario le tocara la palma de la mano con uno de sus dedos.

Esta última "me dijo que quedó paralizada, que no se atrevió a decirle nada", contó también en El Desconcierto.

En otra oportunidad, una compañera, al entrar a la oficina del jefe, dijo que prendería la luz porque estaba muy oscuro, pero éste le respondió que la dejara "apagadita"; y en una ocasión, durante una reunión por Zoom, confesó que "se tenía que conformar con la autosatisfacción".

Todas actitudes que la autora de la carta describe como comportamientos de "ancianos medio libidinosos", porque "tienen que ver con la inflexión vocal, el tono meloso, el lenguaje no verbal y un montón de conductas que se alejan de lo esperable en una autoridad, y eso es algo a lo que lamentablemente se vieron sometidas mujeres dentro de la institución".

"Vi a chiquillas llorar porque se sintieron pasadas a llevar, porque el trabajo eventualmente no estaba bien hecho, pero su forma era tan descalificadora que les hacía sacar lágrimas (...) El respeto a la autoridad se fue perdiendo. La gente ya no se sentía comprometida y no tenía ganas de trabajar con él. Al final algunas optan por correrse y buscar otra pega. Varias mujeres renunciaron", concluyó.

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