Piñera, dispuesto a firmar acuerdo por los 50 años bajo cuatro compromisos

Publicado:
| Periodista Radio: Mariano Reyes C.
| Periodista Digital: Sebastián Miranda B.

Tras su reunión con Boric, el expresidente pidió un pacto que consagre un "total y absoluto" respeto a la democracia, la Constitución y las leyes, el Estado de Derecho y los DD.HH.

"Espero que de aquí al 11 de septiembre todos contribuyamos a unir a los chilenos y no a dividirlos", declaró en su regreso a La Moneda.

Piñera, dispuesto a firmar acuerdo por los 50 años bajo cuatro compromisos
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El expresidente Sebastián Piñera (2010-2014, 2018-2022) dijo este viernes que está dispuesto a firmar la declaración conjunta que pretende impulsar el actual Mandatario, Gabriel Boric, en el marco de la conmemoración del 50° aniversario del golpe de Estado, algo a lo que la derecha se ha opuesto.

"Si hacemos una declaración que signifique renovar nuestro total y absoluto compromiso con la democracia, con el respeto a la Constitución y las leyes, con el respeto al Estado de Derecho, también nuestro total y absoluto compromiso con el respeto a los derechos humanos. Esos cuatro compromisos yo los comparto absolutamente", aseguró el otrora gobernante conservador a la salida de una reunión con su sucesor en el Palacio de La Moneda.

"En la vida importa el fondo y las formas. Los gestos son muy importantes y yo espero que en un país que está tan dividido, tan convulsionado, tan confrontado -al menos en el mundo de la política, pues yo creo que la sociedad chilena está mucho más sana que la política- es muy importante cuidar el fondo y las formas. Así que yo espero que de aquí al 11 de septiembre todos contribuyamos a unir a los chilenos y no a dividirlos", agregó Piñera.

Boric recibió hoy a su antecesor para abordar la pronta conmemoración de los 50 años del golpe que elevó al poder a Augusto Pinochet (1973-1990), que está generando gran división en Chile, sobre todo después de que el líder frenteamplista anunciara en junio que convocará a los partidos a firmar una declaración conjunta sobre lo ocurrido el 11 de septiembre de 1973.

El martes, y en medio de las palabras de homenaje que dedicó en La Moneda al fallecido timonel del Partido Comunista (PC), Guillermo Teillier, el Jefe de Estado aseveró que "no voy a cejar en esfuerzos para que le conjunto del sistema político nos comprometamos a que nunca más se cancele y se quiebre la democracia en Chile, y lo digo, no en ánimo de interpelación, sino en ánimo de cómo construimos futuro".

"NO CONDENAR EL GOLPE ES AVALAR LOS CRÍMENES"

Con el llamado nuevamente extendido a las fuerzas políticas, el oficialismo se cuadró con la postura de Boric, mientras que en la oposición lo cuestionaron por volver a un debate que "divide" al país.

Tal como otros miembros de Chile Vamos, el diputado Diego Schalper, secretario general de Renovación Nacional (RN), partido del que Piñera fue militante durante 20 años, afirmó que su participación va "más allá de los contenidos" de un eventual acuerdo, aludiendo a los gestos por parte del Gobierno en este contexto.

"Uno puede estar de acuerdo en que tenemos que tomar ciertas posiciones colectivas en Chile -nunca más validar la violencia como medio de acción política, quiebres democráticos ni violaciones a los derechos humanos- (...) lo que sucede es que si el Presidente quiere lograr un acuerdo transversal, ojalá le ponga mucho empeño en los días que quedan para no generar más controversia artificial", planteó el parlamentario.

Por su parte, la diputada comunista Carmen Hertz aseguró que "no condenar el golpe de Estado resulta extremadamente peligroso".

"Al no condenarlo, significa estar avalando que el crimen resulta un instrumento legítimo regulador de los conflictos políticos y sociales, y esa postura sin duda es un peligro para los valores universales de la democracia que tanto ha costado construir al conjunto de la comunidad internacional", sostuvo la también abogada, cuyo esposo, el periodista Carlos Berger, fue asesinado por la Caravana de la Muerte en 1973, en la ciudad de Calama.

Los 17 años de la dictadura de Pinochet dejaron cerca de 40.000 víctimas, entre torturados y presos, y más de 3.200 opositores ejecutados, de los cuales un tercio permanece aún desaparecido, según datos oficiales.

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