Ricardo Solari: El riesgo de fraude en el plebiscito de 1988 era real

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Autor: Cooperativa.cl

El dirigente socialista recordó en Cooperativa las "dificultades" que enfrentó el comando del "No" durante la campaña.

Aseguró que la oposición "no era ingenua ni candorosa", pero tenía "confianza" en su capacidad movilizadora.

Ricardo Solari: El riesgo de fraude en el plebiscito de 1988 era real
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Solari afirmó que el triunfo del "No" expresó la "acumulación de fuerzas" y resistencia desde 1973. "Es una fábula de publicistas" que haya obedecido a la franja televisiva.

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A pocos días de que se conmemoren los 25 años del triunfo del "No" en el plebiscito de 1988, el ex ministro socialista Ricardo Solari recordó en Cooperativa las dificultades y tensiones que enfrentó el comando opositor durante el periodo de campaña hacia el 5 de octubre de ese año.

Solari, integrante entonces de la comisión política del Partido Socialista y asesor político y estratégico del comando del "No", explicó a El Diario de Cooperativa que para poder llegar el plebiscito que fijó la fecha de término de la dictadura "la dificultad principal fue el desacuerdo estratégico que existió al interior de la oposición de la época respecto de cómo dar fin a la dictadura".

"Por mucho tiempo creímos que la presión social que se generó a partir de la crisis económica, de la movilización (...) iba a ser capaz de generar una salida distinta a la que preveía la Constitución del 80 para dar término al régimen". Sin embargo, "esa discrepancia a partir del año 86 se empieza a diluir por dos motivos: porque la movilización social expresada a través de protestas empieza a desgastarse, a debilitarse, y porque algunas acciones como el desembarco de armas en Carrizal Bajo y el fallido atentado al general Pinochet generaron una distancia y una separación entre sectores más moderados de la oposición y sectores que estaban en caminos más radicalizados, como el Partido Comunista y el Frente Patriótico", recordó.

En este nuevo cuadro "empieza a haber una convergencia respecto de que bajo determinadas condiciones de fuerte movilización ciudadana el plebiscito podía ser una buena oportunidad para dar término a la dictadura, como efectivamente ocurrió", convicción que creció a medida que se fue produciendo la convergencia opositora "que cuajó primero en la Concertación de Partidos por el No y luego en la Concertación de Partidos por la Democracia".

Vigilancia ante el posible fraude

Ya definido el cronograma hacia el 5 de octubre del 88 "la etapa más difícil de toda la campaña fue convencer a los chilenos que hacía sentido inscribirse en los registros electorales" para votar "y que había una posibilidad real de ganar a través del voto", pese a que "no había que ser marciano para suponer que había un riesgo real de fraude".

Eso "era algo que estaba muy sobre la mesa y era el argumento principal que daban los detractores de nuestro camino: decían que por esa vía no íbamos a llegar a nada".

No obstante, "el punto principal de convergencia entre unas y otras visiones fue la organización social en torno al control del voto: se organizó en todo Chile una línea de control electoral que era a su vez una fuerza muy grande de movilización de personas, porque constituimos en cada comuna de Chile un comando comunal por el 'No', organización sociopolítica única en la historia de Chile, y ésa fue la fuerza que permitía argumentar a favor de que la hipótesis de que el 'No' ganara tenía una probabilidad real de éxito", indicó el ex ministro del Trabajo en el Gobierno de Ricardo Lagos.

"Nosotros no teníamos confianza en la dictadura. Sólo teníamos confianza en nuestra capacidad de poder contar todos los votos de Arica a Punta Arenas", subrayó Solari.

Esa capacidad fiscalizadora iba a ser "un factor decisivo" a la hora de tener que enfrentar un eventual fraude, para motivar "una capacidad de desobediencia civil como la que eventualmente, 'ficcionadamente' hubiera ocurrido, si es que la dictadura –como se estuvo discutiendo hasta altas horas de la noche en La Moneda- no reconocía el resultado".

Participar en el plebiscito desde la Concertación "no era un plan de gente candorosa, ingenua" frente a "estos señores que nos habían estado reprimiendo por tantos años".

No bastaba Pinochet para el fraude

Más allá de las dificultades y los riesgos, "confiábamos en que genuinamente la mayoría de los chilenos estaba por el fin de la dictadura, y eso era una base espiritual inmensa para poder ir adelante", explicó Solari.

A la vez, "nos sentíamos muy acompañados, porque teníamos un apoyo internacional inmenso" y "sabíamos que en las Fuerzas Armadas no había unanimidad respecto a si era una buena idea seguir ocho años más con Pinochet".

"No bastaba simplemente la voluntad de Pinochet para hacer un fraude", pese a que el dictador se llevó una "sorpresa" al conocer la derrota, dado que tenía "encuestas autoconvenciéndose de que iba a ganar" y "coqueteó con la idea de ver cómo le daba vuelta la nariz a esto".

"El peso de sostener la tesis de un triunfo del 'Sí' era generar de nuevo un cuadro de situaciones muy, muy complejas, enfrentar de nuevo un cuadro de presiones internacionales que a ese minuto habrían sido francamente duras. Fueron los factores que se tuvieron sobre la mesa", dado que "en la propia derecha había personas que miraban con buenos ojos que esto de alguna manera terminara".

"Teníamos bastantes más ases en la manga que simplemente nuestra propia voluntad y nuestra gente organizada en cada una de las mesas (...) Era tan complicado desde el punto de vista del diseño para el propio Pinochet forzar un fraude y convencer a las Fuerzas Armadas de acompañarlo en un golpe 2.0 que pensábamos nosotros racionalmente" en la victoria.

A juicio del líder socialista, "todas las acciones de resistencia, en particular las que se dieron por los derechos humanos desde el mismo 73, fueron abonando, acumulando la fuerza que hizo posible el triunfo de 5 de octubre".

"Yo creo que esto fue una mezcla de acciones donde la sociedad tuvo mucho, mucho que ver". Por ello, "esto de que fue la franja el factor desencadenante (del triunfo) es la clásica fábula de publicistas", consideró.

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