Según las cifras de Conaf, durante mayo pasado se contabilizaron 2.782 de estas aves, mientras que en el mismo mes en el año 2020, se detectaron 22.419.
Preliminarmente se han identificado tres factores: la disminución de alimento, ataques de otros animales y la turbidez del agua.
La Corporación Nacional Forestal (Conaf) realizó un censo en el Santuario de la Naturaleza del Río Cruces Chorocamayo, en Valdivia, y reveló que la población de cisnes de cuello negro ha sufrido una drástica disminución, pasando de 20 mil ejemplares en 2020, a poco más de 2.000 en mayo de este año.
Según las cifras de Conaf reveladas por El Mercurio, durante mayo pasado se contabilizaron 2.782 cisnes de cuello negro y, en el mismo mes en el año 2020, se detectaron 22.419 de estas aves. Otro dato apunta a que en abril del 2020 había 3.577 ejemplares, mientras que en el mismo mes en 2020 y 2021, se detectaron 21.123 y 6.599 de estas aves, respectivamente.
El jefe provincial de Conaf en Valdivia, Rodrigo Gutiérrez, explicó al medio que si bien desde 2020 la cantidad de cisnes va a la baja, la "drástica disminución" de mayo es "sorpresiva", precisamente que tras el desastre ambiental del 2004 el santuario mostró una recuperación en la cantidad de cisnes a partir de 2016, "llegando a un peak en el año 2020, para comenzar a bajar a mediados de este año".
Desde Conaf han identificado tres factores que afectan a la población de cisnes: la disminución del luchecillo -planta acuática y alimento de estas aves-; ataques de lobos marinos y visones, y la turbidez del agua en ciertos sectores, cuyo origen no se sabe con certeza.
Debido a esta situación, se enviaron oficios al Consejo de Monumentos Nacionales, cuyo organismo realizó una denuncia en la Fiscalía de Mariquina, para que investigue y determine las causas de la disminución de los cisnes.
Según investigaciones de la Universidad Austral de Chile (AUCh), la cifra de los cisnes mostraban su máxima abundancia en abril, seguido de un descenso a mínimos en agosto y septiembre, para aumentar la población nuevamente en octubre.
El licenciado en Zoología de la UACh Eduardo Jaramillo indicó al matutino que el fenómeno obedecería a la "disminución del luchecillo por sobreconsumo de los cisnes y taguas, y a la emigración de cisnes por incursión y depredación de lobos marinos".
Además, apuntó que entre marzo y mayo la abundancia en la cantidad de cisnes ha sido la más alta tras los años 2004-2005, y entre marzo de 2020 y el mismo mes de 2022 las tendencia en la variabilidad de la cantidad de estas aves fueron similares a las detectadas por Conaf.
El experto expresó que desconoce si esta cantidad podría aumentar, ya que "no conocemos en profundidad la respuesta de los cisnes a factores que operan dentro del humedal o a forzantes ambientales de gran escala, como el cambio climático".
