Jorge Ramírez Zúñiga, quien prestó servicios en el país árabe por un mes, afirmó que la labor que realizan no puede ser calificada como mercenaria, pues no están en la línea de fuego.
Ramírez Zúñiga, de 42 años, formó parte de un grupo de casi 60 militares en retiro que partieron a Irak para trabajar como guardias para una empresa estadounidense. A pocas horas de su regreso al país, explicó que estuvo destacado en una localidad ubicada a 30 minutos de Kerbala y a 20 minutos de vuelo de Bagdad.
El uniformado en retiro aclaró que no puede ser calificado como mercenario, pues no combatió por otro país en su Ejército regular, y sólo estaba "cuidando una instalación en un país extranjero, sin entrar en combate".
Detalló que él y algunos de sus compañeros estaban alojados en un hotel, del cual "no podíamos salir" porque "fuera de ese lugar era totalmente riesgoso para cualquier funcionario de la coalición". Por ello -agregó- se dedicaba a descansar, compartir con otros guardias e informarse, a través de internet y la cadena CNN, que tenían disponible durante todo el día.
Su regreso a Chile -añadió- se debió a problemas de salud, ya que las altas temperaturas le provocaron una "descompensación cardíaca", por lo que fue trasladado hasta un hospital en Babilonia, tras lo cual fue derivado a Bagdad. Los estadounidenses -agregó- estaban "muy preocupados por la salud" de quienes colaboran con la coalición.
Sobre la muerte de cuatro norteamericanos, quienes fueron quemados y desmembrados por una turba, indicó que "fue muy fuerte, porque uno de ellos había sido instructor de nosotros y ese mismo grupo de cuatro hombres había viajado con nosotros".
Finalmente, Jorge Ramírez señaló que no tuvo "ningún problema" con la cancelación de su sueldo, que era de dos 800 dólares, cerca de un millón 680 mil pesos.
