El festival hindú que entrega pulseras a cambio de protección fraterna

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Millones de pulseras cambian hoy de manos en la India con motivo del festival de Rakhi, en el que las mujeres atan cordeles adornados a las muñecas de sus hermanos, cuñados y primos a cambio de una promesa de protección eterna. Su origen se encuentra en el Mahabharata, la gran epopeya del imaginario hindú, que relata cómo durante una ceremonia el dios Krishna se cortó un dedo y Draupadi, esposa de cinco reyes hindúes, arrancó una parte de su sari (vestido tradicional indio femenino) de seda y lo ató a su dedo para curarle. Emocionado por la compasión de la mujer, Krishna prometió protegerla para siempre.
Millones de pulseras cambian hoy de manos en la India con motivo del festival de Rakhi, en el que las mujeres atan cordeles adornados a las muñecas de sus hermanos, cuñados y primos a cambio de una promesa de protección eterna. Su origen se encuentra en el Mahabharata, la gran epopeya del imaginario hindú, que relata cómo durante una ceremonia el dios Krishna se cortó un dedo y Draupadi, esposa de cinco reyes hindúes, arrancó una parte de su sari (vestido tradicional indio femenino) de seda y lo ató a su dedo para curarle. Emocionado por la compasión de la mujer, Krishna prometió protegerla para siempre.

Millones de pulseras cambian hoy de manos en la India con motivo del festival de Rakhi, en el que las mujeres atan cordeles adornados a las muñecas de sus hermanos, cuñados y primos a cambio de una promesa de protección eterna. Su origen se encuentra en el Mahabharata, la gran epopeya del imaginario hindú, que relata cómo durante una ceremonia el dios Krishna se cortó un dedo y Draupadi, esposa de cinco reyes hindúes, arrancó una parte de su sari (vestido tradicional indio femenino) de seda y lo ató a su dedo para curarle. Emocionado por la compasión de la mujer, Krishna prometió protegerla para siempre.

EFE
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Millones de pulseras cambian hoy de manos en la India con motivo del festival de Rakhi, en el que las mujeres atan cordeles adornados a las muñecas de sus hermanos, cuñados y primos a cambio de una promesa de protección eterna. Su origen se encuentra en el Mahabharata, la gran epopeya del imaginario hindú, que relata cómo durante una ceremonia el dios Krishna se cortó un dedo y Draupadi, esposa de cinco reyes hindúes, arrancó una parte de su sari (vestido tradicional indio femenino) de seda y lo ató a su dedo para curarle. Emocionado por la compasión de la mujer, Krishna prometió protegerla para siempre.
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