Una serie de cables da cuenta de la visión de Washington sobre su mandato.
La Casa Blanca veía con temor un posible acercamiento con países como Venezuela.
Un nuevo cable de Wikileaks da cuenta de la desconfianza y la posición contradictoria del gobierno de George W. Bush hacia la labor de la Presidenta Michelle Bachelet.
Según el texto publicado por CiperChile, el primer cable despachado el 29 de diciembre de 2006, señala que tras una buena impresión inicial, la embajada estadounidense expresaba su preocupación por los principios socialistas de Bachelet, ya que se acercaba mucho a países "anti-imperialistas", como Venezuela.
Eso la llevó a ser comparada con un trozo de carne asado por fuera pero crudo por dentro: una persona moderada con corazón socialista, según las palabras de Craig Kelly.
El diplomático menciona el incremento cercano al 11 por ciento del gasto público en áreas como educación, salud y vivienda y la excesiva dedicación de capital político que la gobernante había puesto en temas como la entrega gratuita de la píldora del día a los adolescentes.
Los informes critican además la falta de autoridad con que era percibida Bachelet y aunque señalan que a los dos meses de gobierno presentaba "las clásicas marcas del síndrome del pato cojo", al mismo tiempo admiten que aún era demasiado pronto para ponerle esa etiqueta.
Sin embargo, en el cable titulado "Un mal necesario", Kelly agrega que la habilidad de Bachelet para conectarse con la gente refuerza el concepto de que la centro izquierda chilena es más "cariñosa" y que eso explicaría la alta aprobación en las encuestas.
En esa línea, afirma que además de estar "bendecida con carisma, Bachelet tiene un lado pragmático" que le permitiría "abrazar -o al menos aceptar- políticas que normalmente le repugnan a la izquierda". Y que el crecimiento económico del país durante su primer año en la Presidencia "ha sido respetable si no espectacular".
Y al finalizar el cable sostiene que "a pesar de sus convicciones centrales que normalmente sugieren un alineamiento cercano con Chávez y su clase, Bachelet reconoce que los lazos correctos, respetuosos e incluso cercanos con EE.UU. son parte de los intereses a largo plazo de Chile (...). La gran pregunta es si su anticuada fe en el poder del Estado para resolver todos los males le permitirán moverse lo suficientemente rápido para dirigir los problemas que enfrenta Chile".
