El hombre era el ex esposo de Dina Ortiz, la mujer que a fines de enero fue encontrada en extremas condiciones de abandono en su hogar de la comuna de Peñalolén.
Vecinos de la población Los Robles de Colina hallaron el cuerpo sin vida de Héctor Marro Rojas, de 71 años, quien estaba siendo comido por una decena de perros que vivían en las cercanías de su domicilio, en el sector norte de Santiago.
Alertados por el fuerte olor a descomposición que emanaba desde la casa del hombre, ubicada en calle Abedul 0882, los vecinos decidieron ingresar la noche del sábado a la vivienda.
En su interior encontraron que el cuerpo de Marro Rojas yacía en el living, mientras dos perros lo mordían, según relató Juan Moraga, la primera persona en ingresar al lugar.
"Cuando entré primero lo vi, estaban los perros arriba y no se veía, se le veía la pura mano. De ahí lo llegué, empezamos a corretear (...) y ahí vimos que tenía la cabeza para atrás y toda la mano comida, toda la cara", dijo Moraga.
La Fiscalía Centro Norte ya inició la investigación de los hechos, que arroja, según los primeros antecedentes, que el cadáver tiene una data de muerte de 48 horas.
El fiscal adjunto de Colina, Fernando Santelices, relató que se está a la espera de la autopsia para conocer la causa exacta del deceso.
"Podemos determinar a estas alturas es que no habría intervención de terceros en la muerte de este caballero. La causa está indeterminada dado el estado en que se encontraba el cuerpo de la víctima y la causa va a ser determinada por el Servicio Médico y Legal una vez realizada la autopsia de rigor", dijo.
Los vecinos de la población Los Robles de Colina esperan poder velar los restos del difunto en la sede social del lugar, por lo que están a la espera que el Servicio Médico Legal (SML) entregue el cuerpo del hombre.
Héctor Marro Rojas era el ex esposo de Dina Ortiz, la profesora de inglés de 68 años que el 28 de enero de este año fue encontrada en extremas condiciones de abandono en su casa de la comuna de Peñalolén.
La mujer, que sufre del mal de Alzheimer, permanecía encerrada en su domicilio donde comía sus propios deshechos orgánicos y espuma del colchón en que dormía. (Cooperativa.cl)
