Un convaleciente "Lalo" Parra tuvo su propio festejo dieciochero
Pese a su delicado estado de salud, se levantó tras casi un mes en cama.
Junto a sus familiares más cercanos montó la ramada de "El Choro Gordo".
Pese a su delicado estado de salud, se levantó tras casi un mes en cama.
Junto a sus familiares más cercanos montó la ramada de "El Choro Gordo".
Cuesta imaginar que el hombre que está enfrente es una persona de 90 años de edad, con una decena de enfermedades a cuestas y que hace pocas horas atrás guardaba estricto reposo.
Pero contra todo pronóstico médico, el propio "Tío Lalo" Parra recibió a Cooperativa.cl de punta en blanco y sin más demora nos extiende un vaso de chupilca, mismo brebaje que él degusta en el frente de su departamento ubicado en la comuna de Macul, lugar en el que ha permanecido desde que el 14 de agosto pasado dejó el Hospital Clínico UC.
Y es que estamos frente a un folclorista que, pese a su pronóstico reservado, está dispuesto a celebrar un aniversario patrio más como Dios manda. "Lo íbamos a hacer ayer (jueves) pero llovió ...pero hoy amaneció bonito y yo con mucho ánimo" relató el intéprete de "El chute Alberto".
Sin lugar a dudas su mejor aliado son el nebulizador que lo acompaña a todos lados -para brindarle una mejor oxigenación- y los cuidados de su mujer Elizabeth Castro, enfermera de profesión, que no se despega jamás de su lado y está atenta a cada uno de sus requerimientos.
En familia
La alegría del hermano de Violeta Parra es evidente, sobre todo porque en la Ramada de "El Choro Gordo" están presentes su hermano Lautaro -radicado en Suecia- y sus hijos Francisco, Clarita y Luis Humberto, además de sobrinos, nietos y bisnietos.
Es la primera vez que "Tío Lalo" se levanta de su cama desde que el 14 de agosto pasado abandonó en camilla, a bordo de una ambulancia, el Hospital Clínico UC, donde le entregaron un pronóstico poco esperanzador. Ahora, cerca de la bandera chilena plantada en el jardín de su departamento y con un asado en curso, el folclorista recibe ayuda para ponerse de pie y pronunciar el discurso inaugural, tras el cual invita, a quien se atreva, a bailar un pie de cueca.
Aún conserva la picardía: Sin más lanza un "No hay primera sin segunda", y otra pareja de bailarines toma el relevo.
Acá no se utiliza nada de música envasada, ya que su hija Clarita y su hermano Lautaro son quienes cantan y tocan la guitarra respectivamente, mientras el resto acompaña con las palmas, tal como el propio "Tío Lalo" hace de cuando en vez, e incluso se atreve brevemente con su voz, consciente de sus limitaciones.
Cuando ya han pasado casi tres horas y cuando se le consulta si está cansado, el músico ironiza con un "para nada" y llama al que esté cansado "que se vaya a su pieza". El todavía siente que tiene cuerda para rato.
Horas más tarde ya está acostado de nuevo, pero feliz. "Ya estoy en cama, ha sido un día precioso, todos estuvieron a la altura", le señala por teléfono a Cooperativa.cl.