Carlos Peña ante la visita papal: Los chilenos prefieren el mall a la misa
El columnista restó relevancia a la llegada de Francisco, pues el país no está "necesitado de consuelo" ni se ve a sí mismo "como un rebaño".
"La preferencia religiosa se vive hoy más como un 'bien de consumo' que otra cosa", analizó.
"Lo más probable es que la visita de Francisco sea un suceso de masas más cercano al entertainment que a la historia", dijo el rector de la UDP.
Carlos Peña restó relevancia a la visita del papa Francisco a Chile y presagió que ésta se vivirá como "un acontecimiento mediático más cercano al entertainment que a la historia".
En entrevista con La Tercera, el columnista dijo que este arribo no puede compararse con el de Juan Pablo II en 1987, porque "los contextos son muy distintos": "La pobreza hoy se empina apenas sobre el 10 u 11 por ciento; (mientras) en el Chile de 1987 la pobreza escalaba más allá del 45 por ciento. El público ante el que hablará el Papa es, pues, muy distinto", analizó.
"En 1987 Juan Pablo II habló ante un pueblo herido por la pobreza y la falta de libertades, necesitado de consuelo; Francisco hablará ante grupos que han abandonado la pobreza, más confiados en sí mismos, poseídos por la pasión por el consumo, que prefieren el mall a la misa, más individualizados y más autónomos. Todo eso hará que el público mire el discurso papal con mayor reflexividad e ironía", reflexionó.
Según el abogado, "lo más probable es que la visita de Francisco sea un acontecimiento mediático, un suceso de masas más cercano al entertainment que a la historia", y que "no ocurra nada perdurable en la esfera ni de la cultura ni de la política con la visita de este papa".
"Los chilenos no se ven a sí mismos como un rebaño"
"Chile no es una sociedad secularizada, pero tampoco es una sociedad intensamente católica. Los chilenos modernizados no se ven a sí mismos como un rebaño necesitado de guía o de redención... Si no cree esto, mire el resultado de la última elección", continuó el rector de la Universidad Diego Portales, que planteó -"polémicamente"- que "la preferencia religiosa se vive hoy más como un 'bien de consumo' que otra cosa"
"La modernización de Chile, si bien no ha secularizado a la sociedad, ha transformado su religiosidad. La expansión del consumo sustituye -pese a quien pese- la necesidad fantasiosa de llenar el vacío", concluyó.