Huelga ferroviaria en Francia: París registró 400 kilómetros de tacos
Por segundo día consecutivo los sindicatos mantienen paralizadas sus funciones, afectando a millones de personas.
La falta de transporte público motivó la salida masiva de automóviles particulares, dando pie de enormes atochamientos.
Francia vive este miércoles su segunda jornada consecutiva de huelga en los ferrocarriles, con muy pocos trenes en servicio y los consecuentes problemas de transporte para millones de personas.
La Sociedad Nacional de Ferrocarriles (SNCF) indicó que a causa del paro su programa de servicio para hoy es casi idéntico al de ayer, con un pequeño aumento en el número de trenes de alta velocidad (TGV), pero se mantiene la proporción de uno de cada ocho en los otros trenes de largo recorrido, uno de cada cinco regionales y cercanías y las tres cuartas partes de los internacionales, aunque con grandes diferencias.
Por segundo día consecutivo están cancelados todos los trenes que conectan con Suiza, Italia y España (los que van de Barcelona a París, Lyon y Toulouse), el Madrid-Marsella y los de sentido inverso.
Frente a eso, funcionan de forma "casi normal" los Thalys de París con destinos en Bélgica y Holanda, hay tres de cada cuatro Eurostar a Londres y uno de cada tres convoyes en dirección a Alemania.
Ante la imposibilidad de recurrir a los ferrocarriles, muchas más personas de lo habitual han salido en sus vehículos particulares y la consecuencia visible esta mañana eran los casi 400 kilómetros de atascos en los accesos de París poco después de las 08:00 horas locales, indicó el Centro Nacional de Información Vial (CNIR).
La posición del Gobierno ante estas protestas es que tiene mantiene su intención de adaptar la Sociedad Nacional de Ferrocarriles a la apertura de la competencia que viene dictada por la Unión Europea, y detener la escalada continua de la deuda de la compañía estatal, que era de 46.600 millones de euros al terminar 2017 (más de 34 billones de pesos chilenos).
El secretario de Estado de la Cohesión Territorial, Julien Denormandie, insistió en que la empresa no se va a privatizar, sino que se va a transformar en "una sociedad nacional de capital público", en que no se cerrarán líneas deficitarias y en que el estatuto específico de sus empleados sólo desaparecerá para los nuevos contratos.
Los sindicatos, y en particular el primero de la empresa, la Confederación General del Trabajo (CGT) quieren una revisión total de esa reforma.