La dramática carta de una ginecóloga católica a favor del aborto
La profesional argentina relató su experiencia con la interrupción del embarazo.
Frente al Congreso, una manifestación a favor del aborto legal.
"Me repugna un país donde después de un aborto las ricas se confiesen y las pobres se mueran".
Esa es una de las duras frases que una ginecóloga argentina lanzó en una carta que publicó en Facebook, manifestándose a favor del aborto legal, seguro y gratuito, a pesar de que ella es católica, médica y madre de 4 hijos.
La reflexión de Cecilia Ousset, de Mendoza, se viralizó rápidamente y llegó a los principales medios trasandinos, en medio de la discusión pública sobre la legalización de la interrupción del embarazo, un delito en el país vecino, salvo cuando un médico recurre a él como último medio para salvar la vida de la madre o en caso de violación de "una mujer idiota o demente".
"Nunca estuve y tal vez no estaré de acuerdo con el aborto en sí; es por esa razón que nunca me hice un aborto y tampoco se lo hice a nadie; a pesar de conocer la técnica perfectamente y ser muy buena (perdón por no ser modesta), en la realización de legrados", explica en el texto, titulado "NO SOY NEUTRAL".
"Muchísimas veces tuve que hacer legrados en el Hospital para 'terminar' abortos clandestinos. Mi récord personal son dieciocho legrados en una guardia", relató.
Ousset agrega: "Vi morir mujeres (a veces madres de varios chicos), que pasaron lamentablemente sus últimos minutos lúcidas conmigo y una policía preguntándole 'quién le había realizado el aborto porque era un delito'. Sinceramente, nunca jamás escuché a alguna decir el nombre del que o la que había cobrado por sus inexpertos servicios".
"Como lo que habían hecho era ilegal, eran repudiadas desde que entraban al hospital hasta que se iban (vivas, muertas o con una causa judicial). Estoy tan arrepentida de no haberlas comprendido, de no haberlas amado, de no haberlas acompañado amorosamente en un momento tan terrible!. Estoy tan arrepentida de haber tenido mi cerebro y mi alma tan limitada decidiendo quién tenía más o menos moral y quién merecía más o menos mi respeto!. Estoy tan arrepentida que siento que las palabras para expresarme todavía no se inventaron", reconoce.
Pero, todo cambió: "Después comencé mi práctica privada. Y ahí empecé a ver la otra cara de la moneda".
"Las chicas que me pedían un aborto 'porque mi mamá me va a matar', 'porque quiero terminar mis estudios', 'porque se borró mi novio', 'porque me van a correr del trabajo y mi marido se fue de la casa', 'porque soy catequista y esto es inadmisible...'", recuerda.
"Por dieciocho años en la práctica ginecológica, por mujer, por católica, por trabajar permanentemente mi interior para lograr la coherencia y abandonar en la mayor medida posible la hipocresía, digo: QUIERO ABORTO LEGAL, SEGURO Y GRATUITO para todas las mujeres que se encuentren en una situación desesperante e íntima", sentenció.
Así Ousset concluye: "Me repugna un país donde después de un aborto las ricas se confiesen y las pobres se mueran, donde las ricas sigan estudiando y las pobres queden con una bolsa de colostomía, donde las ricas hayan tapado la vergüenza de su embarazo en una clínica y las pobres queden expuestas en un prontuario policial".