Institución suní condenó la "Ultima Cena" de París 2024 por "promover la homosexualidad"
Los musulmanes creen que faltar al respeto a Jesús o a cualquier otro profeta es un pecado y una vergüenza.
La institución religiosa egipcia de Al Azhar, la principal referencia del mundo islámico suní, condenó este domingo "las escenas de falta de respeto a Cristo" durante la inauguración de los Juegos Olímpicos el pasado viernes en París, que consideró una forma de "promover la homosexualidad y la transexualidad".
"Faltar al respeto a Jesucristo o a cualquiera de sus compañeros profetas es un acto de extremismo y barbarie temeraria", afirmó Al Azhar en un comunicado, en el que advirtió "del peligro de explotar acontecimientos mundiales para normalizar la falta de respeto a la religión y promover la homosexualidad y la transexualidad".
Condenó asimismo estas escenas que "retratan a Jesucristo en una imagen ofensiva" que "veja a los creyentes en las religiones y traiciona la moral", y rechazó "todo intento de faltar al respeto a cualquiera de los profetas de Dios", según un comunicado.
"Los profetas, los mensajeros son lo mejor de la creación de Dios. El los eligió para llevar el mensaje de bondad a los mundos", detalló Al Azhar, que recordó que casi dos mil millones de musulmanes creen que Jesús es el Mensajero de Dios, dado que el islam suní considera a Jesucristo como uno de sus profetas.
Por ello, los musulmanes creen que faltar al respeto a Jesús o a cualquier otro profeta es un pecado y una vergüenza.
Al Azhar advirtió también "del peligro de explotar las ocasiones mundiales para normalizar el abuso de la religión" y "promover enfermedades sociales destructivas y vergonzosas, como la homosexualidad y la transexualidad".
Con esta representación de Jesucristo se trata de "imponer un estilo de vida animal que contradice la sana naturaleza humana, y así normalizarlo a la fuerza en las sociedades por todos los medios y métodos posibles e imposibles".
El viernes en la inauguración de los JJ.OO. se representó "La Última Cena" de Jesucristo con sus apóstoles, en este caso sustituidos por drag-queens, una modelo trans y el cantante Philippe Katerine casi desnudo, con algunos atributos de Dionisos, el dios griego del vino y la fiesta.
En Francia, la Iglesia Católica y, sobre todo algunas figuras de la extrema derecha, han criticado varias secuencias de la ceremonia que, por el contrario, ha recibido una acogida entusiasta entre la izquierda y los miembros del Gobierno de Emmanuel Macron.