Sólo falta la firma de Lagos para que el divorcio sea una figura legal en Chile
La Cámara Baja aprobó sin objeciones la nueva ley de Matriminio Civil.
El texto, que reemplaza al de 1884, se tramitó durante nueve años en el Congreso.
La Cámara de Diputados despachó totalmente la nueva Ley de Matrimonio Civil, conocida como "ley de divorcio", pues los parlamentarios aprobaron las modificaciones introducidas por el Senado a la iniciativa y la dejaron en condiciones de ser promulgada por el Presidente de la República y, posteriormente, publicada por el Diario Oficial.
Con la aprobación sin excepción de todos las modificaciones -producto del intenso lobby desarrollado por el Gobierno-, se evitó que el proyecto pasara a una comisión mixta, que habría prolongado por un período indeterminado el trámite.
De esta manera aseguraron su aprobación las normas más polémicas como la que reconoce la validez legal del matrimonio religioso o la que señala los plazos para el divorcio unilateral o con mutuo consentimiento.
El nuevo texto, cuya tramitación en el Congreso tomó nueve años, cinco de ellos en el Senado, reemplazará a la ley vigente desde el 10 de enero de 1884.
Divorcio y validez legal del matrimonio religioso
Las principales novedades de la nueva ley -que comenzará a regir seis meses después de su publicación- son, sin duda, el divorcio, figura legal que nuestro país no poseía, siendo una excepción en el mundo occidental y la entrega de validez legal al matrimonio religioso.
La normativa señala que para el divorcio con disolución de vínculo, las principales causales son el maltrato y el incumplimiento grave de los deberes y obligaciones de socorro y fidelidad o si la homosexualidad, el alcoholismo o la drogadicción impiden la convivencia.
También se acepta el divorcio por acuerdo entre las partes o la voluntad unilateral, caso en el que se exige comprobar un plazo mínimo de tres años de no convivencia.
La ley establece también una serie de mecanismos para proteger a los hijos y al cónyuge más débil, además de un sistema de mediación y conciliación del conflicto.
Asimismo, ofrece la opción de contraer el vínculo en una ceremonia religiosa y ratificarlo en los ocho días posteriores, como máximo, ante el Registro Civil e Identificación y se permite el matrimonio entre sordomudos -que según la antigua normativa estaban incapacitados para expresar su voluntad-, para lo cual se exige un intérprete del lenguaje de señas.
Satisfacción en el Gobierno y críticas desde la UDI
El ministro de Justicia, Luis Bates, manifestó de parte del Gobierno la complacencia por la aprobación de la ley.
Felicitó el "enorme respeto en un tema tan sensible como éste, que cruza valores e intereses de muchos sectores. Es un ejemplo al mundo de ejercicio democrático con tolerancia y con respeto, que es lo inherente y lo propio de la democracia".
Por su parte, el diputado Marcelo Forni, de la Unión Demócrata Independiente (UDI) afirmó que la ley, a la larga, traerá más pobreza y desestabilización de la familia. En tal sentido criticó con dureza a la Iglesia Católica.
"La jerarquía (católica) hizo muy poco para tratar de impedir que se legislara sobe esta materia. Creo que la jerarquía de la Iglesia debió mandar un mensaje muy claro a todos los parlamentarios católicos en el sentido que atenta contra sus propios principios votar a favor de esta ley", indicó Forni.
A su vez, la socialista Isabel Allende, en su último día como presidenta de la Cámara de Diputados, dijo que "la gente no se va a divorciar porque hay una ley. La gente se divorcia cuando la relación afectiva, amorosa, se ha roto. No es la ley la que va a causar el divorcio".