Actores chilenos lamentaron la muerte del "maestro" Marlon Brando
Luis Alarcón, Héctor Noguera y Nissim Sharim indicaron que para toda una generación de actores chilenos el protagonista de "Nido de ratas" fue un referente necesario que marcó época.
Los actores chilenos Luis Alarcón, Héctor Noguera y Nissim Sharim lamentaron la muerte de Marlon Brando, a quien recordaron como un "maestro" y "una de las figuras del cine y del teatro del siglo XX".
Luis Alarcón, que a largo de su carrera ha participado en filmes como "Johnny cien pesos" (1993) y "Julio comienza en julio" (1977) dijo estar impresionado por la noticia del deceso, ya que según indicó lo consideraba como "un gran maestro".
"Con todos sus problemas que haya tenido, pero fue un gran maestro y nosotros le tenemos mucho respeto", señaló en alusión al fuerte carácter que le trajo más de algún problema en el mundo del cine.
"El va a ser recordado como uno de los grandes y de los que se atrevió a hacer cosas, se atrevió a no recibir un Oscar y todas esas cosas. Era un tipo bastante caprichoso pero en todo caso un tipo de un talento increíble y, además, de un sentido del humor del grande", añadió.
Héctor Noguera fue otro de los que destacó el legado del fallecido artista, al sostener que "sobre todo" para la generación de actores chilenos a la que él pertenece, Brando fue un referente necesario a la hora de enfrentar las tablas o una filmación.
"Fue un hombre que marcó mucha época, hizo escuela dígamos", señaló el actor que formó parte del elenco de "Sub-terra" (2003) y "La frontera" (1991), entre otras películas.
Para el dueño del Teatro Camino, Marlon Brando fue "uno de los líderes de todo un movimiento, un movimiento teatral de un estilo de una forma nueva de encarar la actuación, de encarar además la realidad y de llevarla al teatro y al cine".
"Indudablemente, es una de las figuras del cine y del teatro del siglo XX, fue un tremendo aporte tanto al cine como al teatro mundial", recalcó.
Por su parte el fundador de la compañía teatral Ictus, Nissim Sharim, indicó que el protagonista de "Mótín a bordo" era un artista "extraordinario, quizás un poco estrambótico en el último tiempo", pero "con un estilo muy creativo, muy original, que sentó escuela. El fue creo yo un vanguardista desde el punto de vista estilístico actoral".
Además recordó que a pesar de que cuando regresó a cine luego de varios años de ausencia, en cintas como "Don Juan de Marco" (1995) y "La isla del Doctor Moreau" (1996), supo sortear con éxito el inconveniente de un evidente sobrepeso, algo que según él "sólo hacen los grandes actores".