Edecán de la Cámara de Diputados fue sometido a proceso en el caso Pisagua
El coronel Jaime Krauss Rusque fue encausado, junto a otros cuatro uniformados en retiro, por su presunta responsabilidad en la muerte de siete personas en 1974.
La ministra Carmen Garay sometió a proceso coronel del Ejército Jaime Krauss Rusque, actual edecán de la Cámara de Diputados, por su presunta responsabilidad en el asesinato de siete presos en 1974 en el campo de detenidos de Pisagua.
Además de Krauss Rusque, fueron encausados el mayor retirado Carlos Herrera Jiménez y el ex vicecomandante en jefe Carlos Forestier, todos como autores. En tanto, sometió a proceso al oficial Bernardo Martínez Téllez.
El suboficial de Carabineros Manuel Vega Collao fue encausado por seis de los siete crímenes investigados en Pisagua por la jueza.
Según datos del proceso, Krauss era en 1974 segundo comandante de la compañía de vigilantes de prisioneros de Pisagua, cargo en el que los jefes se rotaban cada 20 ó 30 días.
A los cuatro militares se les acusa de haber participado en la ejecución de Luis Manríquez, Nicolás Chanez, Tomás Cabello, Juan Rojas, Hugo Martínez y Juan Mamani y Nelson Márquez, quien tras ser torturado intentó fugarse y fue asesinado el 18 de enero.
El general retirado Forestier, suegro del actual comandante en jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre, fue procesado también por la jueza Carmen Garay, el pasado 7 de julio, por el supuesto homicidio en 1973 de otros ocho presos políticos en el campo de concentración de Pisagua.
Krauss Rusque, cuyo hermano es el embajador en España Enrique Krauss, fue imputado en el proceso por Pisagua por el ex mayor del Ejército Carlos Herrera Jiménez, quien incluso en un careo afirmó que fue el edecán del Parlamento quien le ordenó ejecutar a Nelson Márquez.
Herrera Jiménez -condenado a cadena perpetua por el asesinato del líder sindical Tucapel Jiménez, en 1982 y del carpintero Juan Alegría en 1983- afirmó, sin embargo, que "en ningún caso Krauss mandó a matar por su iniciativa".
Los cuerpos de Nelson Márquez y de otros seis fusilados fueron encontrados en una fosa clandestina en Pisagua en junio de 1990, tres meses después de la vuelta a la democracia en Chile.