Simplemente María

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Autor: Cooperativa.cl

"Mira, ahí viene Sharapova… hace como que no pesca, pero sabe que la están mirando", dice Nicolás Massú en la zona de jugadores mientras la rusa se pasea por uno de los pasillos hablando por celular.

Por Rodrigo Hernández, desde París

 

María capta todas las miradas, incluso en el player lounge donde sus colegas, entrenadores y preparadores físicos debieran estar habituados a su belleza. Pero no es así. La observan, la critican, la alaban. No pasa inadvertida. Para bien o para mal.

 

La número dos del mundo está la mayor parte del día en Roland Garros. E invariablemente hace recordar a Ana Kournikova y sus paseos por el vestuario, la sala de juegos y el comedor de los jugadores. Anita, que llegó a ser novena del ranking ATP sin ganar un solo torneo, tenía otro estilo. Era más sociable, si la miraban, sonreía, si un tipo guapo la observaba, devolvía la mirada con coquetería. Fue durante un lustro la indiscutida reina del circuito.

 

Su sucesora, seis años menor, la superó con largueza en cuanto a logros deportivos. Ganó Wimbledon y el Masters en 2004, además de otros siete torneos en su incipiente carrera. Quizá no ha facturado tanto dinero como la mujer de Enrique Iglesias, que ganaba con el modelaje y campañas publicitarias diez veces más que dentro de la cancha, pero se encamina a forjar una fortuna mucho mayor gracias a sus triunfos en el circuito.

 

Desde abril de 2001 cuando la WTA le autorizó a jugar profesionalmente (antes estaba restringida por su corta edad) registra premios por más de 3 millones 600 mil dólares. Encima, el mundo de las pasarelas le espera. En noviembre de 2003 firmó un contrato de modelaje con la empresa IMG, le han ofrecido participar en un par de películas y hasta piensa dedicarse a cantar, uno de sus pasatiempos favoritos.

 

Sharapova es todo un suceso en Paris. Este martes el court Suzanne Lenglen, el segundo en importancia en Roland Garros, se llenó para ver el partido ante su compatriota Evgenia Linestskaya, que llegó a estar 3 a 1 arriba en el tercer set. María, sufría, estaba angustiada y sus seguidores aterrados con la idea no verla más este año.

 

Sin embargo, con el apoyo del público –que en esta ocasión no se inclinó por la rival más débil– dio vuelta el partido y se impuso por 6-7, 6-2 y 6-4. María, agradecida, repartió besos a todos los rincones del estadio y se vio más linda que nunca con su vestido corto y escotado de color rosa.

 

En Roma, la semana antepasada, Sharapova estuvo a dos partidos de alcanzar el tope de la clasificación. Pero cayó ante la suiza Patty Schnyder en semifinales y vio frustrado su gran anhelo. Ahora en Roland Garros tiene una nueva oportunidad, aunque el desafío no es menor porque el año pasado alcanzó los cuartos de final y Lindsay Davenport, la número uno del mundo, solo la cuarta ronda.

 

Por lo tanto, debe mejorar su campaña de 2004 y, de paso, avanzar en el cuadro más lejos que la estadounidense. Este martes Sharapova ganó a duras penas en primera vuelta, pero mientras siga siendo la favorita del público tendrá un gran aliado en su camino al número uno del mundo… Allez Maria!