Simon Wiesenthal: una vida dedicada a perseguir a los oficiales nazis

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Autor: Cooperativa.cl

"Si hubiese algún criminal todavía no descubierto, éste sería demasiado viejo para llevarle a los tribunales", afirmó en 2003 el "cazanazis" cuando se retiró de la vida pública.

El ciudadano austriaco de origen judío Simon Wiesenthal, quien murió este martes a los 96 años de edad, logró desde el fin de la Segunda Guerra Mundial -en 1945- y bajo el lema central de su vida "Justicia, no venganza" llevar ante tribunales a más de 1.100 ex oficiales del régimen de Adolf Hitler, refugiados en todo el mundo.

 

El implacable perseguidor de supuestos criminales de guerra nazis nació el 31 de diciembre de 1908 en Buczacz, en la región de Galizia, que entonces pertenecía a la monarquía de los Habsburgo y que hoy en día forma parte de Ucrania.

 

Wiesenthal estudió y se instaló como arquitecto en Praga en 1932 y ejerció su profesión hasta 1941 cuando, durante la ocupación alemana de la desaparecida Checoslovaquia, fue detenido.

 

El "cazanazis" logró sobrevivir a 12 campos de concentración hasta ser liberado por las tropas estadounidenses, desde Mauthausen.

 

Durante su permanencia en los recintos del Tercer Reich, Wiesenthal consiguió tomar nota de los nombres de cada uno de los criminales nazis que participaban en el genocidio y una vez liberado se dedicó exclusivamente a buscarlos.

 

En 1947 fundó el Centro de Documentación Judío, que fue cerrado en 1954 debido a los intereses creados durante la Guerra Fría, que no eran muy favorables al esclarecimiento de todos los crímenes de la Segunda Guerra Mundial.

 

Sin embargo, en 1954, Wiesenthal consiguió localizar en Buenos Aires al destacado ex oficial nazi Adolf Eichmann e informó de ello al Centro de Investigación del Holocausto Yad Vashem, en Israel, cuyas autoridades eran inicialmente muy escépticas al respecto, pero finalmente el prófugo fue capturado.

 

Eichmann, el hombre a quien se acusó de planificar la deportación y muerte en masa de millones de judíos en Europa, fue detenido en 1960 en la capital argentina, trasladado clandestinamente a Israel y finalmente sentenciado a muerte en 1961 tras la celebración de un juicio trasmitido por televisión, en que fue exhibido en una celda de cristal.

 

Ese mismo año, Wiesenthal reabrió su Centro de Documentación con el apoyo de donaciones de organizaciones sionistas de todo el mundo.

 

Uno de los casos descubiertos por Wiesenthal más conocidos junto al de Eichmann es el de Karl Silberbauer, oficial de la SS que llevó a un campo de concentración a Ana Frank y que fue descubierto en 1963 cuando trabajaba como inspector de policía en Viena. La historia de Frank quedó registrada en un libro que se transformó en un best seller.

 

Otros criminales prófugos corrieron la misma suerte: el austríaco Franz Stangl, temido comandante del campo de Treblinka, capturado en 1967 en Brasil; y el alemán Josef Schwammberger, comandante del ghetto de Przemysl, detenido en 1987 en Argentina.

 

En 1977 se fundó en la Universidad Jeshiva de Los Angeles, en Estados Unidos, el "Simon Wiesenthal Holocaust Center", que luego tendría sedes en Toronto, Buenos Aires, Jerusalén y París.

 

Más adelante, en 1979, la Oficina Especial de Investigación en EE.UU. (OIS, por su sigla en inglés) compartió con Wiesenthal información sobre personas sospechosas de haber participado en crímenes de guerra.

 

En 1989 causó conmoción la declaración de la OIS, según la cual el presidente austríaco y ex secretario general de Naciones Unidas (ONU), Kurt Waldheim, había colaborado con los nazis durante la guerra.

 

Wiesenthal reaccionó de acuerdo a sus principios y estableció que el presidente austríaco siempre estuvo enterado de las actividades del Tercer Reich, pero que no se podía probar su directa participación en algún crimen.

 

Tras 58 años de trabajo, Wiesenthal anunció en abril de 2003 su retiro de la vida pública, señalando que "a los asesinos de masas que he perseguido, los he encontrado y he sobrevivido a todos".

 

"Si hubiese algún criminal todavía no descubierto, éste sería demasiado viejo para llevarle a los tribunales", dijo, con lo que dio por terminada la labor de su vida.

 

Uno de los grandes problemas que tuvo Wiesenthal, según dijo, fue explicar a la opinión pública los crímenes de los nazis, puesto que sigue habiendo numerosas asociaciones y grupos que niegan la existencia del Holocausto.

 

En los dos últimos años, Wiesenthal desapareció paulatinamente de la vida pública de Viena.

 

Ni tras la muerte de su mujer Cyla, quien falleció el 10 de noviembre de 2003 a los 95 años -tras estar casada con Simón durante 60 años- Wiesenthal salió de su departamento en el centro de Viena para presenciar su funeral. (EFE)