"El rey del reggaetón" hizo de la Quinta Vergara una caldera

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Autor: Cooperativa.cl

En Viña del Mar se vivió una noche intensa, como no ocurría en años, al ritmo de Daddy Yankee, quien arrasó con todo y todos en la quinta noche de Viña 2006.

Por J. Raúl Martínez rmartinez@cooperativa.cl

 

La madrugada de este lunes 27 de febrero tiene características históricas que sin duda ya quedaron marcadas a fuego en el anecdotario del Festival de Viña del Mar, porque la reacción del público ante el show de Daddy Yankee estuvo lejos de cualquier estimación previa y desbordó los márgenes imaginables para el certamen veraniego.

 

"Yankee man" fue un huracán grado cinco que, incluso, destrozó las previsiones de seguridad, porque varias personas lograron subir al escenario para saludar al puertorriqueño, poseedor de un carisma capaz de forzar numerosas atenciones por histeria en los puestos de la Defensa Civil.

 

El hombre del "Barrio fino" también enfervorizó a la generalmente compuesta platea, donde hasta rostros de televisión protagonizaron forcejeos con el equipo de guardias, en sus constantes intentos de saludar al cantante.

 

En lo musical, el "rey del reggaetón" mostró sus credenciales de la mano de un ritmo cadencioso que logra números uno en listas de popularidad de todo el mundo: rimas vástagas del hip-hop neoyorquino o de la costa oeste estadounidense, un beat latino y letras en español, que lo acercan a su gente, que entiende directamente el mensaje del "perreo".

 

Daddy Yankee copia en clave caribeña el código "gansta" de la ropa ancha y las joyas doradas, como también de muchos guardaespaldas y endiosamiento.

 

El show del boricua es atractivamente sencillo, porque su banda son las tornamesas y los pinchadiscos. Consciente de esto, Yankee hizo una entrada más que apoteósica, bajando desde la parrilla de luces en un trono plateado ante un delirio colectivo que recordó las primeras visitas de Luis Miguel al país.

 

"King daddy", "Dale caliente", "Machete", "Segurosky", "Lo que pasó, pasó", "Métele candela" y "Gasolina", entre otras, se sucedieron entre rimas improvisadas del "Yankee man", quien en todo momento se mostró extremadamente tranquilo, acostumbrado a reacciones similares del público en los lugares donde se presenta.

 

Las Antorcha de Plata y de Oro, así como la Gaviota de Plata que recibió el puertorriqueño aparecen como una simple anécdota de una noche delirante en extremo, en la que a cada momento la Quinta Vergara parecía más y más llena con las horas.

 

Los pasillos, tarimas de luces y cámaras y cuanto lugar sirviera para ver mejor al "Yankee man" fue ocupado por una masa insaciable, que mantuvo al reggaetonero sobre el escenario 10 minutos más de lo que los televidentes pudieron ver.

 

Con conatos de agresiones entre fanáticos y guardias, desmayos y un despliegue de seguridad inusual en los camarines de la Quinta, a las 03:25 horas de la madrugada del lunes Daddy Yankee dejó el escenario con la misma tranquilidad y dominio de la situación que tenía una hora y cuarto antes, cuando "bajó de los cielos" para calentar Chile al ritmo del reggaetón.

 

Alejandro Fernández

 

La penúltima jornada de Viña 2006 fue abierta por el baladista mexicano Alejandro Fernández, quien como muchos de sus compatriotas apeló a mariachis y a canciones como "Ay, Jalisco no te rajes" para aprovechar la conexión que tiene su música natal con parte del público chileno.

 

Durante una hora y cuarto, el azteca recorrió éxitos como "Como quien pierde una estrella", "Canta corazón" y "Me dediqué a perderte", además de versiones para canciones de Juan Gabriel.

 

Fernández fue ovacionado y premiado con dos antorchas y una Gaviota, al igual que el "Yankee man", en lo que evidenció una intersección de públicos bastante extraña.

 

La gran sorpresa de Amaral

 

Amaral llegó a Viña del Mar con una "mala fama", porque incluso en la presentación de los animadores se habló de pop, nada más alejado de lo que el dúo español es y demostró en la Quinta Vergara.

 

Eva Amaral y Juan Aguirre tienen una fibra más asociada a la distorsión en las guitarras que a composiciones más melódicas como "Te necesito" o "Salir corriendo", que por simple asociación de nacionalidad los ubicó como similares a La Oreja de Van Gogh.

 

Los hispanos entraron nerviosos, como lo reconocieron tras su presentación, pero lograron superar las "mariposillas" gracias a la buena, pero controlada respuesta que les dio la Quinta, que creció cuando el grupo interpretó las canciones que más han rotado en las radios nacionales, lo que habla claramente que el público de Daddy Yankee es totalmente mediático.

 

La Antorcha de Plata dejó satisfecha a la dupla Amaral-Aguirre, pero sí pareció un estímulo algo exiguo para un número que como Kansas en la víspera, sorprendió por su calidad musical.

 

La quinta noche festivalera también tuvo un escueto pero aplaudido número de variedades, a cargo de la franco-belga Martyn Chabry, una saxofonista y xilofonista que en poco menos de 10 minutos se cambió ocho veces de ropa, ante una asombrada audiencia. (Cooperativa.cl)