Tormenta perfecta

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Autor: Cooperativa.cl

A menos de 48 horas del comienzo de la serie cada detalle cuenta. Y mientras el aguacero fue asumido con paciencia por el equipo criollo, caldeó los ánimos entre algunos estadounidenses.

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Por Rodrigo Hernández desde California

 

Paulo Pereira, el árbitro general de la serie entre Estados Unidos y Chile se pasea nervioso, va y viene, de su oficina a la cancha y de la cancha a su oficina. Habla por walkie-talkie y convoca a David Pulford, el canchero. Está lloviendo fuerte y le preocupa el estado del césped.

 

Un tema polémico por estas horas en Mission Hills, luego que el martes el responsable de la pista central le pidiera a Hans Gildemeister bajar la duración de las prácticas y un día después derechamente no ocuparla más a fin de preservar el buen estado del pasto.

 

Pulford, se hace presente en la cancha y le dice al capitán chileno que hay que detener el entrenamiento para poner la carpa. Esta vez tiene razón. Es de sentido común parar y los chilenos lo hacen aunque Massú hubiera querido seguir jugando porque sólo pudo practicar 40 minutos. "Ojalá llueva toda la tarde y los gringos no puedan entrenar", decía Gildemeister a modo de consuelo. A esa altura Fernando González ya había completado su sesión de 90 minutos con Adrián García.

 

A menos de 48 horas del comienzo de la serie cada detalle cuenta. Y mientras el aguacero fue asumido con paciencia por el equipo criollo, caldeó los ánimos entre algunos estadounidenses.

 

Jame Blake, por ejemplo, maldijo a más no poder cuando por segunda vez debió interrumpir su práctica con Andy Roddick, esto poco después que el guardia que custodia al equipo local sacara a los empujones al periodista de TVN Gustavo Huerta y su camarógrafo por filmar la práctica. Fue un momento tenso porque el gorila lo "pechó" al reportero y fuera de sus casillas le gritaba "te vas a poner duro?". Entonces Huerta intentó zafarse y recibió un manotazo. Lo que el tipo no sabía es que por primera vez el capitán Dean Goldfine había autorizado el ingreso de la prensa y que el incidente estaba siendo observado en primera fila por el árbitro general.

 

Al final Roddick tuvo que pedir disculpas por el incidente y el guardia también. Además, tras del reclamo formal que hizo la delegación chilena, Pereira le advirtió que a la próxima se iba.

 

Así siguió la jornada. Con Lluvia implacable por la mañana e intermitente por la tarde. Con el sol que salía y se escondía, pero que cuando pegaba no sólo calentaba, sino que hacía mayor la humedad. Uno ya no sabía si abrigarse o sacarse la ropa.

 

Lejos, el que más suerte tuvo fue González, porque después del entrenamiento matinal se fue al hotel a dormir una larga y reparadora siesta. Ahí, sin embargo, se enteró de un pequeño problemilla: el traje que debe usar en la cena oficial le queda dos tallas grande. Refunfuñando debió salir a comprar un ambo a su medida.

 

Massú, en cambio, paso el día en el club. Aun teniendo la opción de ir también al hotel, prefirió quedarse en el club house aguardando que el tiempo mejorara. Como fueron largas horas hasta que pudo volver a pegarle a la pelota, se acomodó en el sofá del camarín y conectado a su i-pod se entregó a los brazos de Morfeo. La llegada desde Miami de su inseparable hermano menor Stéfano, sumada a sus permanentes chistes a Yogurt de Mora le hicieron más llevadera la espera.

 

Este jueves a las 15:00 horas (19:00 GMT) de Chile es el sorteo. Y no hay misterio alguno respecto de la inscripción que harán los capitanes. Massú contra Roddick y González frente a Blake, el viernes; y ambos ante los hermanos Bryan el sábado. Lo único que definirá la ceremonia será quien de los dos salga primero a la cancha este viernes a las 14:00 horas (18:00 GMT) cuando comience la Copa Davis más importante de los últimos 24 años para el tenis chileno.