Cumbre del G-8 se inició marcada por agravamiento de crisis en Medio Oriente
Mientras Estados Unidos mantiene su respaldo el accionar israelí en Líbano y Gaza, el presidente ruso sostuvo que tiene la "sensación de que Israel persigue objetivos más amplios" que liberar a sus soldados.
Los líderes del Grupo de los Ocho países más industrializados (G8) iniciaron este sábado su cumbre anual, marcada por el agravamiento de la violencia en Medio Oriente, sobre la que algunos dirigentes han mostrado marcadas diferencias.
El presidente ruso, Vladimir Putin, dijo en una conferencia de prensa al final de la jornada que tiene "la sensación de que Israel persigue otros objetivos más amplios que la liberación de sus soldados" secuestrados en Líbano y Gaza.
La cumbre, en la ciudad de San Petersburgo, capital del antiguo imperio ruso, comenzó con una cena de jefes de Estado y Gobierno en el histórico Palacio de Constantino, al que fueron llegando sucesivamente los líderes mundiales, algunos de ellos acompañados por sus esposas.
El domingo comenzarán las sesiones de trabajo centradas en seguridad energética y desarrollo, aunque también se hablará de Medio Oriente, los programas nucleares de Irán y Corea del Norte y de comercio.
El tono de esta cita anual del G8 (Estados Unidos, Rusia, Francia,
Alemania, Reino Unido, Italia, Japón y Canadá) quedó marcado por la reunión bilateral que mantuvieron previamente los presidentes estadounidense y ruso, George W. Bush y Vladimir Putin.
Bush y Putin acordaron una iniciativa para "combatir el terrorismo nuclear" y a la vez propusieron que todos los países puedan acceder al uso pacífico de la energía atómica bajo la supervisión del OIEA.
A pesar de intensas negociaciones, Moscú y Washington no pudieron cerrar un acuerdo para resolver sus diferencias bilaterales sobre un futuro ingreso ruso en la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Pero la cumbre del G8 ha quedado marcada por los acontecimientos en Medio Oriente, frente a los cuales los distintos miembros del grupo han manifestado diferencias con anterioridad.
Bush y Putin manifestaron su mayor discrepancia sobre la crisis de Medio Oriente, de la que el presidente de Estados Unidos responsabilizó por completo a la milicia chiíta libanesa de Hizbulá, por atacar a Israel desde el suelo libanés.
Bush hizo un llamamiento a Siria, país al que acusa de proteger a
Hizbulá, para que "ejerza su influencia" con el objetivo de que esta milicia renuncie a las armas.
Pero Putin, si bien consideró "inaceptable" la violencia de Hizbulá, recalcó que "el uso de la fuerza debería estar equilibrado" y "el derramamiento de sangre debe acabar de inmediato".
El primer ministro italiano, Romano Prodi, en declaraciones a la prensa de su país dijo que se ha ofrecido como "mediador" y que ha estado en contacto con el primer ministro libanés, Fuad Siniora, y con el primer ministro israelí, Ehud Olmert, para estudiar posibles salidas a la situación.
"Una tregua es útil y necesaria", insistió el dirigente italiano, quien señaló que "una de las condiciones" para lograrla es "la no presencia armada de Hizbulá" en el sur del Líbano.
La Unión Europea (UE), que asiste a la reunión del G8 como observadora, repitió este sábado su "extrema preocupación" por el agravamiento de la situación en Líbano, y pidió que todas las partes muestren contención para evitar "una mayor escalada" de la violencia.
Además, tanto el presidente de turno de la UE, el primer ministro finlandés Matti Vanhanen, como el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, insistieron en que Israel ha hecho un "uso desproporcionado" de la fuerza, con víctimas entre la población civil.
Antes de venir a San Petersburgo, el presidente francés, Jacques Chirac, criticó el alcance de los ataques israelíes en Líbano, mientras que el primer ministro británico, Tony Blair, insistió en el derecho israelí a defenderse de agresiones exteriores.
Tras las sesiones del domingo, la cumbre del G8 concluirá el lunes con una reunión con los dirigentes del G5 (Brasil, México, India, China y Suráfrica), que son los más representativos del Grupo de los Veinte países en desarrollo.
La sesión tendrá un matiz claramente comercial, con la complicada situación de las negociaciones de la Ronda de Doha para la liberalización del comercio internacional, en cuya resolución son claves Estados Unidos, la UE y el G20, todos presentes en la ciudad de los zares.
En este sentido, Barroso precisó este sábado que en San Petersburgo no habrá una negociación formal, aunque están presentes "los principales actores", y recordó que la Unión Europea está lista "para hacer un esfuerzo" si otros (Estados Unidos y el G20) también lo hacen.
Rusia acoge por primera vez una cumbre del G8 y las autoridades, decididas a evitar que la cita fuera ensombrecida por protestas o incidentes, prohibieron la celebración de manifestaciones de protesta por activistas de movimientos antiglobalización.
Los activistas sólo fueron autorizados a manifestarse dentro del estadio Kírov, bloqueado por la Policía, pero aún así hubo algunas protestas con una veintena de detenidos. (EFE)