Una decena de condenados por el 11-M iniciaron una huelga de hambre
Los reclusos, entre los que se cuentan Otman El Gnaoui y Jamal Zougam, sentenciados a más de 40 mil años de presidio, reclaman por la desprorción de las penas.
Diez de los 21 condenados por los atentados del 11-M comenzaron en prisión una huelga de hambre para protestar por las penas impuestas en su contra por el tribunal que investigó los atentados de Atocha, las que consideran desproporcionadas.
Seis de los condenados son reclusos de la prisión de Alicante II, en el sureste de España, mientras que los otros cuatro cumplen condena en diversos centros penitenciarios de Madrid.
Fuentes penitenciarias explicaron que ésta es una medida habitual de presión en el sistema y recordaron que algunos de estos presos ya estuvieron en huelga durante el juicio por los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid, que costaron la vida a 191 personas.
A los presos se les está dando el tratamiento habitual en estos casos, con lo que están siendo supervisados por los médicos que siguen su evolución, añadieron.
Los reclusos que han iniciado la huelga de hambre y que se encuentran en la prisión de Alicante son Otman El Gnaoui, condenado a 42.924 años; Jamal Zougam, a 42.922; Hassan El Haski, a 15; y Youssef Belhadj, Fouad El Morabit y Mohannad Almallah Dabas, los tres condenados a 12 años.
A pesar de lo abultado de las penas, tanto El Gnaoui como Zougam sólo cumplirán 40 años de presidio, el máximo contemplado por la ley española.
Los otros cuatro presos son: Rachid Aglif, condenado a 18 años de cárcel y en la cárcel madrileña de Alcalá Meco, donde también se encuentra Basel Ghalyoun, condenado a 12 años; Mohamed Larbi Ben Sellam, interno de la prisión de Aranjuez y condenado a 12 años, y Abdelmajid Bouchar, quien cumple los 18 de prisión que le han impuesto en la cárcel de Valdemoro.
En tanto, la vicepresidenta del Gobierno español, la socialista María Teresa Fernández de la Vega, calificó como "histórica", "reparadora" y "esclarecedora" la sentencia del juicio.
Con las condenas, se ha cerrado "la puerta a las dudas", que "nadie debería insistir en reabrir", comentó.
Según Fernández, la sentencia aclaró la verdad, que "se abría camino a base de evidencias", y ha cerrado el "paso triste y patético" a quienes "intentaron ocultarla bajo un manto de engaño y tergiversaciones". (EFE)