Santiago fue testigo del talento y simplicidad de Bob Dylan
El músico entusiasmó a 10 mil personas que acudieron a su única presentación en Chile, en un show que prescindió de todo tipo de parafernalia.
Vea a Dylan interpretando "Like a rolling stone" en el Arena Santiago
Por Gonzalo Rodríguez Torres
Las 10 mil personas que llegaron hasta el Arena Santiago la noche del martes se rindieron ante la simpleza y talento intacto de Bob Dylan, quien presentó un espectáculo en el que su música y su voz rasgada fueron más que suficientes para dar cuenta de que estaban frente a un artista fuera de serie.
Pasadas las 21:00 horas, sonó una fanfarria y bajaron las luces del recinto capitalino, mientras en inglés se anunciaba al cantante que por segunda vez en su carrera actuaba en suelo chileno, tras su concierto de 1998 en el Teatro Caupolicán.
Acompañado de cinco músicos y sin mayor preludio, Dylan tomó la guitarra eléctrica y entonó la canción "Leopard-Skin Pill-Box Hat", para luego seguir con "Lay, lady, lay".
Tras los tres primeros temas en los cuales el artista de 66 años mostró su virtuosismo, el estadounidense dejó la guitarra y se ubicó frente a un órgano del que no se despegó el resto del recital.
Ya en la cuarta canción la ovación era total, con un Dylan haciendo gala de su maestría frente al teclado.
En ese marco no faltaron quienes se entusiasmaron más de la cuenta y tributaron a su ídolo muy asociado a la cultura hippie- fumando un cigarrillo de marihuana.
En dos horas de recital, el estadounidense recorrió éxitos como "Just like a woman" y "Like a rolling stone" -el tema más coreado de la noche -, además de sus más recientes composiciones.
Vestido de pantalón y chaqueta negra, y ataviado con un sombrero del mismo color, a ratos también se animó con la armónica en un espectáculo de alrededor de dos horas en el que prescindió de elementos externos como pudieron haber sido juegos de luces de última tecnología, pantallas gigantes o pirotecnia.
Muy por el contrario, el negro escenario, tanto en su piso como en su fondo, sólo fueron ambientados con una luminaria blanca fija, que sólo se prendía o apagaba completamente a modo de transición entre canciones.
El poco locuaz músico sólo se dirigió a la gente antes del penúltimo los 17 temas de su recital y tras haber vuelto de bambalinas, ocasión en la que presentó a cada uno de los integrantes de su banda, amén del par de reverencias que realizó al finalizar algunos temas.
Para el final dejó la canción "Blowin' in the wind", que la igual que el resto de sus antiguos hits tuvo una puesta en escena muy diferente al sonido de sus grabaciones originales, lo que dio luces de estar frente a un artista que por una parte sabe innovar y por otra es capaz de sacar provecho de sus cada vez más derruidas cuerdas vocales, que lo asemejan más a un poeta que canta que a un cantante con dotes literarias.
La mayor parte del público siguió atentamente el show, pese a lo complicado que resultaba descifrar los temas en clave renovada o apreciar sus más recientes composiciones, pero también hubo quienes tuvieron reparos hacia el repertorio y el ritmo del recital.
Un público variopinto
Varias generaciones se dieron cita en el Arena Santiago, desde sesenteros hasta un público más juvenil, sujetos anónimos y personalidades públicas acudieron el espectáculo.
Entre ellos Alvaro Henríquez, Natalie Nicloux ("El club de la comedia"), Malucha Pinto, Mauricio Redolés, miembros del clan Edwards, Gonzalo Yáñez y Juan Pablo Sáez fueron la parte más reconocible de quienes asistieron al concierto. (Cooperativa.cl)