Padre de hermanos Rojo detalló episodios de celos y mentiras de Jeanette Hernández
Pablo Rojo subió al estrado y aseguró que su mujer fue "siempre celosa".
Audiencia se extendió por cerca de cuatro horas.
Por cerca de cuatro horas se extiendió la declaración del padre de los niños Pablo y Esteban Rojo, Pablo Rojo, en el caso de las víctimas de un ataque con un martillo en Puente Alto, donde la principal inculpada es su esposa, Jeannete Hernández, de quien recordó los enfermizos celos de los que era víctima.
Cuando Pablo Rojo comenzó a declarar, el magistrado le señaló que él no estaba obligado a hacerlo, a lo que él manifestó que él quería estar allí. En esos momentos la imputada comenzó a llorar.
El padre de los niños aseguró que Jeannette Hernández era constantemente celosa, desde antes de que se casaran, y que incluso lo iba a buscar a su trabajo para asegurarse que no estuviera con otra mujer.
"Yo nunca le di motivos para que tuviese celos, porque mi idea era formar una familia para siempre", afirmó Rojo.
Rojo describió los episodios de mentira de su esposa hacia él. El más grave fue cuando ella dejó de pagar el dividendo de su casa a sus espaldas, señalando que "me sentí como un estropajo, no querido, me sentí engañado".
"Ese fuego estaba apagado, pero yo estaba dispuesto a seguir por los niños, porque pensaba que si me iba no sabía que iba a pasar con los niños y me mantuve en la casa", indicó.
Otro de los testigos fue Carlos Lorca, quien era vecino de la familia y fue el primero en ingresar a la casa después de los padres. Lorca aseguró que le llamó la atención cómo Hernández se tomó lo ocurrido.
"Cuando yo salgo, la veo, la verdad esperaba verla igual que el papá, llorando, destruida, y me llamó mucho la atención verla calladita, tranquila, y mi impresión fue que esta señora estaba en shock, creo que no ha dimensionado lo que ha pasado", afirmó.
Detalles
Durante el proceso se ha dado a conocer que los últimos problemas de celos de Jeannette Hernández eran motivados por la relación laboral entre su marido y Miriam Tobar, mujer a la que Pablo Rojo ayudaba en su carrera como cantante.
Los ataques de celos habrían derivado en que la madre padeciera el síndrome de Medea, y pudiese haber querido hacerle daño a sus hijos para causarle dolor a su cónyuge.
En el confuso incidente, murió el hijo menor de la pareja, Esteban, de siete años, y que dejó con daño neurologico a su hijo mayor, Pablo, en la vivienda que la familia compartía en Puente Alto el 17 de enero del 2008.