Desconocidos robaron la famosa Cruz de Waterloo
La reliquia religiosa fue sustraída desde su capilla conmemorativa en Bélgica.
Se sospecha de un fanático de Napoleón Bonaparte.
La famosa cruz de Walterloo, única sobreviviente del enfrentamiento que significó el fin de la carrera expansionista de Napoleón Bonaparte, fue robada desde su santuario en Bélgica.
Los d
elincuentes lograron llevarse la reliquia de dos metros de altura y 200 kilos de peso desmantelando la piedra labrada que aseguraba la puerta de la sala y cuando se fueron hicieron un prolijo trabajo de albañilería para recomponer lo que habían desarmado. De esa forma, consiguieron que el crimen pasara desapercibido por varios días.
"Sabemos que la cruz sufrió serios daños por esta gente malvada", se lamentó Yves Van der Cruyssen, ex general y curador de Waterloo. "Encontramos grandes astillas de madera que deben haberse desprendido de la figura de Cristo".
Explicó que la cruz de 400 años es "irremplazable" pero a la vez "invendible", ya que "no tiene ningún valor particular más allá de su valor infinito como memorial de la batalla".
Evelyn Webb-Carter, director de un plan que conmemorará el bicentenario de Waterloo en 2015, fue más allá: "Fue un robo selectivo, ya que hay gente muy extraña aquí, obsesionada con Waterloo y con Napoleón. Me temo que la cruz pudo haber sido sustraída por orden de alguna persona muy rica que la quería en su poder".
La policía belga alertó a la Interpol, que ya hizo circular fotografías de la pieza entre anticuarios de todo el mundo.