Estudiante antichavista se cosió la boca para radicalizar su huelga de hambre
Vilca Fernández acusó al "dictador" Chávez de querer "asesinar a la juventud venezolana".
El oficialismo ha respondido denunciando intentos de realizar un "golpe de Estado blando".
Uno de los 20 estudiantes opositores al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, que están en huelga de hambre desde hace 27 días en demanda de un mayor presupuesto para las universidades, se cosió este martes la boca con hilo quirúrgico como una forma de radicalizar la protesta.
Antes de ingresar en la ambulancia donde se selló los labios (como se aprecia en la foto), el estudiante Vilca Fernández llamó "dictador" a Chávez, criticando que éste no ha respondido a su movimiento más que con "la criminalización".
El "dictador de (la casa presidencial de) Miraflores intenta nuevamente asesinar a la juventud venezolana", dijo el joven, explicando que su radical actitud busca "levantar miles de voces en todo el país".
Las autoridades gubernamentales "jamás sellarán nuestras ideas, jamás sellarán nuestro deseo de construir una patria, una universidad", declaró Fernández a los periodistas.
Los jóvenes mantienen su protesta frente a la sede del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Caracas, aunque la representante de los huelguistas, Gabriela Arellano, sostuvo que "más de 600 estudiantes" respaldan a los huelguistas "en el Puente Internacional Simón Bolívar, en la frontera de Táchira con Colombia".
La visión oficialista
En respuesta a la huelga, universitarios seguidores de Chávez respondieron el jueves pasado con una multitudinaria marcha, encabezada por la ministra de Educación Superior, Yadira Córdova.
"Hoy vemos cómo estudiantes de diferentes tendencias, incluso aquellos que pueden estar manipulados sirviendo a un plan de desestabilización, gozan de todos los derechos y pueden manifestarse en todos los espacios", dijo entonces la ministra.
Robert Serra, diputado oficialista y hasta el año pasado dirigente estudiantil chavista, denunció que esa y otras huelgas en contra de Chávez forman parte de un supuesto plan financiado "por tres banqueros venezolanos prófugos de la justicia" que "forma parte de una agenda para sacar a Chávez en 2012" a través de una estrategia de "golpe de Estado blando".