Sin perder la esencia, U2 sedujo con su gigantesca parafernalia
El grupo logró conmover al público que llegó a su tercer show en Chile.
Fueron dos horas de luces y pantallas de última generación, pero también de mucha emoción.
El público impaciente que esperaba con ansias el show de U2 tras la presentación de Muse quedó pletórico con la puesta en escena de la banda irlandesa, gracias a una mezcla de una inmensa parafernalia que, paradójicamente, también logra llegar a la fibra.
Más de alguna lágrima cayó entre los 79 mil asistentes a su tercera visita a Chile, y no podía ser de otra forma, si por ejemplo tuvieron el acierto de comenzar su show con la voz de Francisca Valenzuela de fondo dando un "Gracias a la vida" en un mix con acordes grabados de "Get on your boots", mientras el cuarteto enfilaba a sus ubicaciones iniciales.
"Gracias a la vida" repitió Bono a modo de saludo y se lanzó con "Beautiful day", "I will follow" y "Get on your boots", esta vez completa e interpretada en vivo.
Llegó la hora de "Mysterious ways" y "Elevation", y la gente brazos al cielo seguía las instrucciones del carismático cantante.
Era adrenalina pura que hacia latir fuertemente el corazón de los fans, más aún cuando la banda entonó "Until the end of the world" seguida de "I still haven't found".
Entre Víctor Jara y SarajevoLa "garra" y sus luces, además de una pantalla circular que también era capaz de desplegarse más cerca del suelo, dieron el marco perfecto para que Bono cantase "One tree hill", un tema del disco "The Joshua Tree" abrazado a Francisca Valenzuela.
Y no se trata de cualquier tema, sino de uno creado a raíz de la muerte de un amigo de la banda y que también contiene una alusión a Víctor Jara, el mismo artista al que luego dedicaron "Pride".
Resulta impresionante ver imágenes venidas desde la Estación Espacial Internacional, mensajes de personas que están tan lejos de la Tierra, los que apelan a conflictos internacionales como Libia, la lucha contra la discriminación racial o el intento por detener el avance del sida en Africa y soñar con que un niño de ese continente un día será quien logre algún descubrimiento trascendental para la humanidad.
"Miss Sarajevo" evocó el recuerdo de Pavarotti, con un Bono desplegando toda su potencia vocal en una noche en la que el público no dejaba de disfrutar con ese escenario, que permitía giros completos del baterista o pasarelas por las que los músicos transitaban hacia diversos sectores del anillo que rodeaba al punto neurálgico de la estructura.
La textura, alimentada por el colorido diverso, alimentaba las emociones y los rostros de la gente al escuchar temas como "City of blinding lights", "Vertigo" o "Sunday bloody sunday".
El público respondió así a las muestras de complicidad entre los integrantes del grupo, que gatilla la sensación de que todavía siguen siendo personas que disfrutan lo que hacen, con esa misma alegría que tenían en los videos que los mostraban en pantalla grande con varias décadas menos a cuestas en los lugares donde grabaron "The Joshua Tree".
El remate de la jornada
"In a little while" -con Bono recostado en la falda de una seguidora-, "One", "Where the streets have no name" y "With or without you", fueron coreadas a rabiar por los asistentes.
Pero como estaba previsto, la jornada tenía que llegar a su fin, no sin antes ver a Bono colgando de un micrófono circular que lo tuvo volando por los aires por unos segundos, entonando "Hold me, thrill me, kiss me, kill me".
Para el cierre del total de canciones quedó "Moment of surrender", y palabras de aliento hacia el pueblo japonés, algo más que palabras de buena crianza, porque se sabe que U2 será parte de un disco con canciones cuyos derechos serán cedidos para ir en ayuda de las víctimas del terremoto.
Una muestra más que la esencia de la banda va en serio, independiente de las luces que pueden encandilar en estadios de ciudades donde las calles sí tienen nombre.