Informe sicológico del SML indica que Karadima "afirma no tener defectos"

El sacerdote Fernando Karadima Fariña, de 81 años, tiene una personalidad en la cual "destaca la grandiosidad y narcisismo y la necesidad de contar con la estimación y atención de los demás", señala un informe realizado por el Servicio Médico Legal (SML) el 11 de abril, y efectuado en el marco de la investigación por abusos sexuales reiterados que lleva adelante la ministra en visita Jessica González.

Según lo señalado por el diario La Tercera, el informe en cuestión fue elaborado por la siquiatra Inge Onetto y el sicólogo Omar Gutiérrez, quienes años atrás formaron parte del equipo que examinó a Augusto Pinochet en el marco de la investigación de la llamada "Operación Colombo".

El texto señala literalmente que Karadima "intenta permanentemente mostrar una buena imagen", muestra "un sobrecontrol excesivo y poco natural" y "afirma no tener defectos".

El sacerdote "posee fantasías de ser admirado" y señala tener "influencia de 'santos'", agrega el informe. (Foto: UPI)

Además "posee fantasías de ser admirado por los demás (...), llegando incluso a señalar que tiene influencia de 'santos'". Sin embargo, no exhibe "síntomas sicóticos". Sí una "sintomatología ansioso depresiva leve, reactiva a la situación judicial y sus implicancias".

El texto agrega también que "su nivel intelectual es normal", y que el religioso "insiste en su inocencia incluso al confrontarlo con que es el Vaticano quien ya lo ha juzgado y condenado".

"Su discurso es coherente. Está al tanto de hechos de actualidad y de su proceso. Ve y selecciona las noticias y programas que quiere ver y los que no quiere ver". En consecuencia, "puede enfrentar un juicio con las medidas médico farmacológicas necesarias", se indica.

Descalificación a denunciantes

Al aparecer en la conversación los nombres de los querellantes, Onetto anota que Karadima "suele expresarse con superficialidad y liviandad, descalificando y devaluando a sus acusadores".

"Me da pena decirlo, yo creo que están un poco perturbados. No estoy enojado con ellos. Dios y las leyes se encargarán de aclarar las cosas. Jamás le he tocado ni un botón a un menor. Creo que es una venganza de estos tres niños por no haberlos dejado entrar al seminario", sostiene el cura.