Fidel Castro: Agresión a Irán desataría "inevitablemente una guerra sangrienta"
Ex mandatario cubano manifestó su rechazo a la posibilidad de una "aventura bélica" israelí.
Acusó que esta nación ha desarrollado el poderío nuclear "como instrumento del imperialismo".
El ex presidente de Cuba Fidel Castro advirtió que una agresión militar a Irán desataría "inevitablemente" una "sangrienta guerra", según advierte en un artículo publicado este lunes por medios de su país, donde opina que ningún país del mundo debería poseer armas nucleares.
"Por su capacidad de lucha, el número de habitantes y la extensión del país, una agresión a Irán no guarda similitud con las aventuras bélicas de Israel en Irak y Siria. Una sangrienta guerra se desataría inevitablemente. Sobre eso no debe haber duda alguna" escribe Castro en el texto titulado "Cinismo genocida".
El líder cubano opina que Israel tiene intención de atacar Irán igual que lo hizo contra el armamento nuclear de Siria, en 2007, e Irak en 1981, acciones que, según Castro, contaron "con el apoyo de Estados Unidos y la Alianza Atlántica" (OTAN).
Destaca que Israel nunca ha reconocido su carácter de país nuclear pero se calcula "que posee entre 200 y 500 armas de ese tipo", y "gracias a la posesión de las armas de destrucción masiva es que Israel ha podido desempeñar su papel como instrumento del imperialismo y el colonialismo en esa región del Medio Oriente".
En este sentido, el líder cubano se pregunta si el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) tiene "derecho moral a sancionar y asfixiar a un país (en referencia a Irán) si intenta hacer en su propia defensa lo que Israel hizo en el corazón del Oriente Medio".
"Pienso realmente que ningún país del mundo debe poseer armas nucleares, y que esa energía debe ponerse al servicio de la especie humana. Sin ese espíritu de cooperación la humanidad marcha inexorablemente hacia su propia destrucción", reflexionó el ex revolucionario cubano.
Fidel Castro, de 85 años, se encuentra retirado del poder desde 2006 cuando una enfermedad lo llevó a ceder todos sus cargos a su hermano Raúl, quien fue confirmado como presidente de Cuba en 2008.