Lluvia no impidió que la fiesta de Año Nuevo en Río de Janeiro fuera la mayor del mundo
La organización lanzó más de 24 toneladas de fuegos artificiales en la playa de Copacabana.
Las autoridades calcularon que al menos dos millones de personas llegaron hasta el lugar para apreciar el espectáculo.
La lluvia que cayó durante toda la noche del último día de 2011 y que apenas cesó unos minutos antes de la quema de 24 toneladas de fuegos artificiales no impidió que dos millones de personas acudieran a la principal fiesta de Año Nuevo de Río de Janeiro, que fue ratificada como la mayor del mundo.
Los asistentes al llamado "Reveillon" en las arenas de la playa de Copacabana, disfrutaron en la madrugada de este domingo de un espectáculo de 16 minutos y 30 segundos de fuegos artificiales, así como de presentaciones musicales en cuatro escenarios.
Pese a que una ligera pero persistente lluvia obligó a muchos turistas a buscar refugio en los bares y otras edificaciones de Copacabana, la llovizna cesó cuando faltaban unos treinta minutos para la medianoche y permitió que muchos corrieran para ocupar los lugares aún vacíos en los cuatro kilómetros de arena de la playa más famosa de Brasil.
El número de asistentes fue el previsto por las autoridades pero estuvo por debajo del registrado en otras fiestas de Reveillon en años anteriores en Río de Janeiro.
La confirmación de la policía de que cerca de dos millones de personas estaban concentradas en la arena permitió que la asociación de turismo World Travel Guild estableciera el Reveillon de Copacabana como la mayor fiesta de Año Nuevo del mundo.
"Vengo de Nueva York. Ya estuve en fiestas en Asia, Europa y Oceanía, pero nadie organiza una fiesta de Año Nuevo como Río de Janeiro", aseguró Ian Erix, representante de World Travel Guild, tras presenciar la explosión en el cielo de cerca de 22.000 dispositivos pirotécnicos que formaron diferentes figuras de colores.