Miguel Herberg concretó quema y entierro de registros audiovisuales de 1973
Cerca de 40 personas asistieron a la ceremonia realizada en Morille, España.
"Si hubo gente que estuvo en desacuerdo, no lo manifestó", detalló el fotógrafo Victorino García.
Cerca de 40 personas participaron en la quema de los registros audiovisuales sobre los campos de prisioneros de Pisagua y Chacabuco, grabados después del golpe militar de Miguel Herberg, en Morille, España
El fotógrafo del periódico Piensa, Victorino García, uno de los asistentes, detalló la ceremonia y comentó que "con un respeto enorme a sus palabras, según iba quemando, (Herberg) iba diciendo que documento quemaba, que cartas, que fotografías, quienes eran los que estaban fotografiados" y siempre agregaba "como nadie los quiere ver, entonces los voy a quemar".
"Documentos sonoros, fotografías originales, se metieron en una caja grande roja y si hubo gente que estuvo en desacuerdo, pues no lo manifestó", añadió.
Herberg vino a Chile en 2011 buscando financiamiento para realizar un documental con las filmaciones y tras no encontrar apoyo de ninguna fundación, decidió quemar los registros, como un acto de protesta del olvido que cae sobre las víctimas de los sistemas represivos.
En tanto Tatiana Molina, hija de Mario Molina, ex prisionero de Chacabuco, calificó la destrucción de los registros como un hecho "vergonzoso" y junto a la Cineteca de la Universidad de Chile, Cineteca Nacional y el Museo de la Memoria enviaron una carta publica solicitando que no se destruyera el material.
"Me parece muy loco todo esto, que no se haya podido hacer nada por recuperarlo. Mi pregunta es si habrá alguien que haya ido a visionar estas imágenes, antes que las enterraran. Hay un intento de olvido que no puede ser olvido porque, mi padre está en esas imágenes y él está vivo, así que no hay ninguna memoria que enterrar", sostuvo.
Añadió que "es vergonzoso para nosotros. No se si vergonzoso sea la palabra, pero a un Gobierno, que le hagan una cosa así, duele".
Las fotografías y rollos con películas de 35 milímetros con imágenes posteriores al golpe permanecen bajo tierra en Morille, España, pero tal como indicó Herberg en su blog personal, el material podría ser desenterrado en el futuro por quienes estén interesados en su contenido.