Las numerosas caídas y accidentes del rey de España
El monarca ha ingresado nueve veces al quirófano desde la década de los 80.
Su último tropiezo, al perder el equilibrio, lo dejó con lesiones en su nariz y barbilla.
El Rey Juan Carlos de España ha sufrido numerosas caídas y ha debido entrar al quirófano en al menos nueve oportunidades desde la década de los 80, según da cuenta el diario El Mundo.
Su última caída ocurrió el jueves cuando el monarca perdió el equilibrio en una cita en el Estado Mayor de la Defensa. A raíz de este hecho, Juan Carlos quedó con lesiones en su nariz y barbilla.
Quizás el accidente más polémico del Rey de España fue el ocurrido el 14 de abril pasado cuando sufrió una caída en Botswana, país africano al que se trasladó para practicar la caza de elefantes. Allí debieron colocarle una prótesis.
Otro de los recordados accidentes ocurrió en 1981, cuando Juan Carlos -tras jugar un partido de squash con el tenista Manolo Santana- se golpeó contra una puerta de cristal en el Palacio de la Zarzuela. Este accidente le reportó varias heridas en el tórax, muslo, brazos, manos y nariz, recordó el diario español que tiene un gráfico multimedia donde detalla cada uno de los accidentes del monarca.
Dos años más tarde, una caída le provocó una fisura de pelvis que lo mantuvo en cama un mes y con bastones y corsé pélvico durante toda su recuperación. A causa de esta lesión, en 1985 tuvo que ser intervenido producto de una fibrosis.
De cacería en Suecia el 31 de octubre de 1988, Juan Carlos recibió un golpe en el ojo que lo llevó a usar anteojos oscuros durante algún tiempo. Un año después, el rey sufrió una caída cuando realizaba esquí en Francia, lo que le provocó varias lesiones leves.
En los 90
En diciembre de 1991, un esquiador derribó al rey accidentalmente, quien cayó cuando intentaba hacer un giro. Este accidente le causó una grave lesión en la rodilla que lo mantuvo con muletas hasta abril de 1992.
Juan Carlos de España sufrió, en 1995, una fisura en la zona próxima a la muñeca derecha mientras esquiaba. Esto lo obligó a asistir a la boda de su hija Elena con el brazo vendado.